lunes, 1 de diciembre de 2014

“El contacto piel con piel para el niño prematuro. Método Mamá Canguro”

Me da mucho gusto hablar de este tema, ya que si bien es bastante frecuente este tipo de nacimientos               -incluso tienen su día internacional que es el 17 de noviembre-  no está lo suficientemente difundidos los protocolos que se pueden llevar a cabo para su cuidado, porque claro; todos los papás esperamos que nuestros hijos nazcan sin ningún contratiempo y perfectos. 

Mas no estaría de más hacer estas preguntas a nuestro médico tratante durante el embarazo para que las cosas no nos tomen por sorpresa. Sólo quiero hacer una consideración previa, yo no soy médico, por lo que todo lo que voy a platicar en esta oportunidad tiene que ver más con lo que me he preocupado por investigar y compartir con otras mamás con niños prematuros.


Primero que nada, vamos a definir a quién se le considera un niño prematuro. Es un bebé que nace – por el motivo que sea -  antes de las 37 semanas de gestación. Es decir, de 8 meses para abajo.

Los protocolos de cómo se trata a estos niños – y a sus mamás – lo establece cada hospital y también el equipo de médicos que intervienen en el nacimiento, de entrada es el ginecólogo y el neonatólogo o pediatra.

Sin embargo, hay un Método, que se llama el Método Canguro (MMC),  que desarrollaron un par de médicos bogotanos que no contaban en su hospital con las incubadoras para recibir a estos niños prematuros o con algún otro contratiempo al nacer. Así que se les ocurrió imitar a la sabia naturaleza, basándose en lo que hacen los marsupiales – los canguros -  que sus crías al nacer todavía les falta desarrollo para enfrentarse al mundo, así que pasan unas semanas en su marsupia, lactando, hasta que su organismo ya está listo.

Y es lo mismo que se hace con los bebés prematuros. En vez de aislarlos en la incubadora, le dan a la mamá la tarea de tenerlo piel con piel, se coloca el bebé sólo con el pañal sobre el pecho desnudo de la mamá y se sostiene con una faja o fular - hasta que logra el nivel de desarrollo esperado para un bebé de cuando menos 38 semanas. Se le alimenta – preferentemente de forma exclusiva – con leche materna. Es una de las maneras más sencilla y barata de estimular su desarrollo y crear vínculos afectivos. Es un método recomendado tanto por la UNICEF (Guía práctica) como por la OMS (Organización Mundial de la Salud). 

Es habitual que el bebé prematuro y se quede en el hospital, y los papás se preguntan: ¿cómo puedo establecer ese contacto físico el tiempo que esté internado?
Cada hospital tiene sus prácticas. Hay algunos que no contemplan este método en absoluto (pregunta antes de hacer alguna reserva o pago) y los bebés van directamente a la incubadora (incluso los que no son prematuros, con el argumento de tenerlos en “observación”).

Hay otros que sí alientan esta práctica pero de manera intermitente, unas horas en incubadora y otras junto a la mamá. Principalmente se toma en cuenta el por el estado de salud del bebé y de la mamá.

Y otros completamente comprometidos con este método y tipo de crianza y se tiene mamá – o papá -  canguro 24/7.

Beneficios de este método:

  • Mantener el cuerpo caliente
  • Regular su ritmo cardíaco y respiratorio
  • Aumentar de peso
  • Dormir profundamente durante más tiempo
  • Estar más tiempo tranquilo y alerta y menos tiempo llorando
  • Tener más probabilidades de amamantarse con éxito (el método canguro puede mejorar la producción de leche materna)
  • Se reduce la incidencia de las infecciones hospitalarias
  • Mayor supervivencia en países en vías de desarrollo 
  • Reducción de la estancia hospitalaria
  • Reducción de los episodios de apnea
  • Aumento de la confianza de las madres en el cuidado de sus hijos

El método canguro tiene beneficios emocionales para ti también. Te ayuda a aumentar tu seguridad al brindarle a tu bebé una intimidad que puede mejorar su salud y su bienestar. Además, le estás ofreciendo algo especial a tu bebé que sólo tú puedes darle. Al sostener a tu bebé piel contra piel, sentirás la experiencia de ser madre o padre por primera vez y la conexión con tu bebé. El método canguro tiene un efecto sanador en varios aspectos, tanto para ti como para tu bebé.

Posteriormente, cuando el bebé prematuro va a casa los papás se angustian pensando: ¿el tiempo que estuvo en hospital se puede considerar perdido? ¿Cómo repongo ese contacto que no tuve “todo el tiempo” con mi bebé prematuro una vez que regresa a casa?

Si fue posible establecer el método canguro desde el hospital pues nada se ha perdido. Pero si no fue posible, puede hacerse perfectamente en casa. Se puede alternar al “canguro” (con el papá, alguna abuela, etc.), siempre y cuando la mamá esté de acuerdo. De manera que el bebé esté constantemente en contacto piel con piel y siga obteniendo lo beneficios que acabamos de mencionar.

¿El ser prematuro tiene alguna afectación en el contacto físico para su vida, o es algo que simplemente se tiene que reforzar más que con alguien que no es prematuro?

En realidad esto es algo que está ocurriendo en los hospitales con cada vez más frecuencia los bebés sean prematuros o no. Se aparta al bebé de la mamá. ¿Qué es lo que hay que hacer para evitarlo? Estar informadas, saber nuestros derechos. Hablar estos temas con nuestro ginecólogo y pediatra antes del nacimiento y manifestar cuáles son nuestros deseos (parto respetuoso, apego temprano, alojamiento conjunto, lactancia materna sobre la leche de fórmula). Si al platicarlo notas que no son médicos u hospitales afines a este tipo de crianza, cámbialos.

Y no hay nada irreversible en tanto haya el deseo, la intención y la acción que corresponde a enmendar este tipo de nacimientos. Por ejemplo, está demostrado que la lactancia materna le otorga al bebé una estimulación cognoscitiva mayor que los bebés que son alimentados con leche de fórmula. Como ya lo hemos mencionado muchas otras veces. En tanto como papás tengamos la conciencia de enmendar, el amor abre los caminos.

Si han tenido un nacimiento así, corran a ponerse en contacto conmigo para comprar un fular. También se puede trabajar desde la Terapia de la Contención y con Reiki, que es la terapia que yo manejo.

Email: maternidadsustentable@gmail.com                            FB www.facebook.com/MaternidadSustentable

También les comparto mi participación en el programa de televisión Cada Día (comienza en el minuto 16), donde hablamos precisamente de este tema.


PD. Me encantaría recibir tus comentarios. Y si este artículo te pareció útil, por favor, compártelo con tus contactos. 

Aprovecho también para agradecer para todas aquellas mamás que a través de las redes sociales tuvieron la gentileza de compartir conmigo sus experiencias con un bebé prematuro. Un abrazo muy fuerte, son unas guerreras.

martes, 25 de noviembre de 2014

Las cesáreas innecesarias también son violencia...

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, considero importante hacer esta reflexión… Las cesáreas innecesarias también son violencia.

Las cesáreas innecesarias también son violencia… sobre todo, cuando estas cirugías van acompañadas de falta de información y maltrato para la mamá. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “las cesáreas deben ser practicadas como último recurso ante potenciales riesgos de salud para la madre o el bebé”. Y sin embargo, en México, actualmente (2014) el 50% de los bebés nacen por cesárea en hospitales públicos, y el 70% en los hospitales privados. Esto es, de acuerdo a los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud elaborada por la Secretaría de Salud de México, en doce años se incrementaron los partos por cesárea en un 50.3%. A pesar de que la OMS estipula que en ninguna región del mundo se pueden justificar más del 10% al 15% de cesáreas, en México estamos sobre el 33%

¿Por qué este dramático incremento?

Algunos estudios sugieren que los médicos podrían estar realizándolas más por costumbre, entrenamiento, conveniencia económica o preocupación sobre demandas posteriores que por necesidad médica.

En el sitio Danatalblog, mencionan un estudio mexicano que sugiere que:            

“la mayoría de las cesáreas han sido practicadas a las mujeres de clases medias y altas, en las cuales se ha establecido una verdadera cultura de las cesáreas electivas, es decir, a demanda de la mujer. También se ha aumentado el índice de cesáreas en nuestro país por la falta de parteras profesionales; los obstetras tienen a su disponibilidad y están adiestrados en utilizar la tecnología incluso para los nacimientos saludables y normales. Los índices de cesáreas están influenciados generalmente por factores no médicos. Los índices son mayores en mujeres con seguro de gastos médicos privado, y son mayores en hospitales privados que públicos. Paradójicamente las mujeres casadas, no tan jóvenes, con mayores ingresos y niveles de educación, son entre las cuales existen los mayores índices de cesáreas”.

Nueve de cada 10 partos en hospitales privados son cesáreas y cuatro de cada 10 nacimientos en los públicos son por cesárea, según las cifras del Sistema Nacional de Información en Salud (SINAIS). La razón de esta alta estadística es diferente entre los hospitales públicos. Aunque para el gobierno es más costoso practicar una cesárea que un parto vaginal, la falta de camas y de doctores en las instituciones públicas son el factor determinante. Se estima que hay un déficit de 50% en camas y doctores. Para asistir a toda su población materna, los hospitales públicos tienen que completar partos rápidos y la opción es siempre una cesárea.

Además de que se aplica la máxima: “Si tuviste una cesárea, todos tus partos tienen que ser cesáreas”.  Los médicos argumentan que es conveniente que se haga de esta forma, pues así reducen el riesgo de que haya desgarre de tejidos por la cicatriz anterior, por lo que no permiten ni promueven que la mujer intente tener un trabajo de parto después de una cesárea; lo cual no es necesariamente cierto. Además un nacimiento quirúrgico, aunque generalmente es seguro, conlleva más riesgos de salud y gastos (tanto para la familia como para el Estado). Y cuando se realizan para embarazos de bajo riesgo, el costo se vuelve mucho mayor.

También hay estudios que sugieren que las cesáreas innecesarias, aumentan la posibilidad de que la mamá presente depresión postparto, pues al no cumplirse el ciclo que requiere el organismo de la madre para producir y segregar las hormonas necesarias, no se favorece la instauración y continuidad de la lactancia materna, ni tampoco el apego que permitirá consolidar la confianza básica del bebé para moverse en el mundo.

No es tan difícil establecer una relación entre la grave reducción de la lactancia en México con el aumento de cesáreas, ya que en contraste, sólo el 16% de bebés gozan de una lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses de vida. El menor índice en América Latina, con todas las consecuencias de salud para el infante y la madre que esto conlleva. Con estas cifras el gobierno mexicano parece que ha ignorado las recomendaciones que la OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) le ha hecho sobre la implementación de políticas públicas integrales en materia de salud, a decir de Xaviera Cabada, coordinadora del área de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.


Considero importante hacer esta reflexión este día, ya que el 25 de noviembre ha sido designado por la ONU como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, como parte de una campaña contra discriminación de género que culmina el 10 de diciembre, el día de los Derechos Humanos, y lo aquí descrito está dentro de lo que se le ha denominado “Violencia Obstétrica”.

¿Cómo podemos evitar y disminuir el número de cesáreas innecesarias?

Por un lado, “es necesario que el Sector Salud se empeñe en crear campañas que informen a las madres sobre lo que implica una cesárea,” dice Xaviera Cabada de la organización civil El Poder del Consumidor.
Así como la formación de parteras y doulas profesionales que puedan acompañar a las madres en los partos que no presentan riesgo inminente, ya sea en los hospitales o en sus hogares.

Pero por otro, y aún más urgente, es que las mujeres nos informemos oportunamente para conocer nuestros derechos de un parto respetuoso, para que no quedemos a merced de prácticas médicas contrarias a nuestra voluntad. Si estás embarazada, pregunta desde hoy a tu médico sobre sus hábitos de alumbramiento antes de que entres en labor de parto. Investiga, infórmate, empodérate.

Un parto respetuoso implica que conozcas todas tus opciones antes de llegar a una cesárea, ser acompañada amablemente en cada una de las etapas (antes, durante y después) del parto. Que se procure el apego temprano, el alojamiento conjunto, la instauración y consolidación de la lactancia. Si al platicarlo con tus médicos (obstetra y neonatólogo), notas que no son afines a este tipo de prácticas, cámbialos. Busca a uno que sí esté dispuesto apoyarte en tus necesidades de salud como emocionales. En tanto tú o tu bebé no estén en riesgo, la decisión es tuya. Recuerda que nada es más sustentable que amar.



Propuesta de la ONU para evitar la discriminación por género.

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Formas de contacto:Email: maternidadsustentable@gmailFB www.facebook.com/MaternidadSustentable



miércoles, 19 de noviembre de 2014

El día en que un fular cambió mi vida…


Año 2011. Número de hijos 3. Número de manos 2. ¡Uy!

Preocupada por un tema de movilidad, navegando en la Internet conozco los fulares. Compro mi primer fular. Investigo un poco más y doy con varios links donde hablan de sus beneficios físicos y emocionales para la mamá y el bebé. Leo el libro “El Abrazo con sentido”… me topo con algo más que sólo la facilidad de cargar a mi bebé y hacer mi vida diaria.

Me doy cuenta de la importancia que tiene para mi bebé esta cercanía, la confianza básica que estamos desarrollando al estar juntas y que ese lazo la acompañará toda su vida… ¡Ups! Caigo en cuenta de todas las omisiones que hice con mis dos hijos mayores, principalmente con la primogénita. Me cae encima la culpa, el tormento de no poder regresar el tiempo para remediar aquello que no hice o hice mal. Me hago preguntas necias como: “¿Por qué no lo supe antes?”, “¿Hubo alguien que me lo hubiera dicho y no lo escuché?”, “¿Cómo no me di cuenta?”… Sigo porteando.

Entonces me doy cuenta que a pesar de “mis estudios”, esta parte de la maternidad no la había explorado. Decido “actualizarme”. Leo más, más de Laura Rincón Gallardo, más de Laura Gutman, más de Carlos González, Martha Alicia Chávez, Lise Borbeau. Casi simultáneamente conozco el Reiki. Y entonces abro un capítulo aún más oscuro en mi consciencia. Todo aquello que no había hecho con mis hijos mayores tenía más que ver conmigo y mis carencias emocionales que con mis “saberes”. Sigo porteando.

Continuo leyendo, me aferro a la terapia reiki. Hago contacto con tristezas de mi niña interna, con duelos, con culpas, enojos… y también con mis fuentes de amor, ternura y seguridad. Se va haciendo el camino de redención con mis hijos. Salen de mi cuerpo esas energías atrapadas. Dejo de sólo lamer mis heridas. Comienzo a utilizar esa energía liberada para compartir con otras mamás lo que estoy aprendiendo. 
Me decido a distribuir fulares para tener la oportunidad de compartir la maravilla de la crianza con apego y el porteo. Inicio un Círculo de Lectura para Mamás. Compro mi segundo fular. Sigo porteando.

Incorporo lo que aprendo en mi familia y en mi presente cambiante continuo … y quiero más. Acudo al congreso del Instituto Prekop, conozco a Jirina Prekop. Hago consciente la importancia del perdón, comienzo por liberarme a mí misma de todas esas culpas asumidas, comprendiendo que hice lo mejor que pude con los recursos emocionales que tenía. Pude ver a mi mamá (ya fallecida) de la misma manera y entonces se detonan una serie de perdones en cadena… Camino más ligera. Sigo porteando.

Replico el taller de la Escuela del Amor para la Familia que había ido a aprender. Me invitan a hacer colaboraciones en radio y en la televisión local, abro un blog, me inicio como reikista… Sigo porteando.

Mi hija cumplió tres años en octubre y aún recuerdo el día que recibí mi primer fular y mi hija se acomodó junto a mi corazón. Ese hecho, fue el gatillo de una búsqueda personal. Mi vida dio un vuelco, reconocer mis dolores internos, atenderlos y sanarlos me hace una persona más, consciente, una mamá más amorosa y adecuada para las necesidades de mis hijos, una esposa más honesta, una profesional más plena. 

Ahora me dedico a la promoción de la maternidad sustentable (recurso inagotable es el amor) y la terapia reiki. Sé que el camino es largo y continuo, que hay muchas cicatrices que revisar y reflexionar sobre mi hacer, pero lo esperanzador es estar en la ruta del amor y el movimiento.


Y todo comenzó, el día en que un fular me dio mi primer abrazo...
y cambió la vida…



lunes, 10 de noviembre de 2014

La fisiología del ABRAZO y sus beneficios

Diversos estudios científicos han confirmado lo que hemos sabido de tiempos ancestrales de manera intuitiva: LAS PERSONAS NECESITAMOS RECIBIR ABRAZOS Y CARICIAS DESDE QUE NACEMOS.



No hay nada más sustentable que amar. El contacto físico juega un papel muy importante en el desarrollo de las neuronas y para que estas no  mueran, es importante estimularlas desde que empezamos a vivir.
Aunque no se ha descubierto una cifra exacta de los abrazos que necesitamos para nuestra salud, se habla que mínimo requerimos 4 para sobrevivir, 8 para nuestra salud emocional y 12 para nuestro pleno desarrollo.
Ahora, cuáles son esos beneficios que los diferentes estudios han determinado que gracias a ellos podemos reducir y prevenir algunas enfermedades tanto físicas como emocionales:

Reduce el estrés y la ansiedad
Los abrazos y el contacto físico en general, reducen  la producción de una hormona llamada cortisol, la cual favorece el estrés. Al reducir esto se aumenta  la cantidad de serotonina y dopamina, las cuales de inmediato le darán sensaciones de bienestar y tranquilidad.

Reduce la presión arterial
Gracias a los abrazos nuestro sistema nervioso se activa, se libera la hormona oxitocina y activamos unos mecanorreceptores de la piel llamados Corpúsculos de Pacini, los cuales son los encargados de reducir la presión arterial.

Mejora el sistema inmune
Al recibir o dar un abrazo nuestro sistema inmunológico se activa y favorece la creación de glóbulos blancos. Gracias a esto podemos prevenir muchas enfermedades y mejorar nuestras defensas cuando nos sentimos débiles.

Beneficios cardiovasculares.
Según Karen Grewen, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte, los abrazos con las personas que amamos aumenta el nivel de oxitoxina tanto en hombres como mujeres; gracias a esta hormona recibimos grandes beneficios para la salud del corazón y el sistema cardiovascular.

Nos dan paz y mejoran el estado de ánimo
Los abrazos nos estimulan, nos dan tranquilidad y equilibran nuestro sistema nervioso, por esta razón los abrazos desde temprana edad reducen el riesgo de padecer demencia. Cuando estás pasando por un mal momento en tu vida, los abrazos pueden ser la solución para sentir la felicidad. Cuando abrazamos se eleva la serotonina y gracias a esto recuperamos poco a poco nuestro buen estado de ánimo.


En la infancia
El recién nacido acunado, abrazado y acariciado, recibe la estimulación que necesita para  desarrollar su cerebro a un nivel óptimo. Varios experimentos han demostrado que los abrazos pueden hacer que la gente tenga mejor autoestima, afectan positivamente a las habilidades lingüísticas y el coeficiente intelectual de los niños, y ayudan a mejorar la actitud mental de la persona que está siendo abrazada, así como a la que abraza. 

Rejuvenece el cuerpo
Cuando abrazamos se estimula el proceso de transportación del oxígeno a los tejidos y gracias a esto  nuestro cuerpo prolonga la vida plena de las células evitando que envejezcamos y dándonos más tiempo de juventud.

Relaja los músculos
Los abrazos estimulan la circulación en los tejidos blandos y gracias a esto se pueden calmar dolencias musculares y liberar la tensión.

Genera confianza y seguridad
Los abrazos nos hacen sentir apoyados y en confianza, gracias a esto se genera una seguridad que favorece la comunicación tanto con personas cercanas como con el público en general. Recibir un abrazo antes de hablar en público hará que nos desempeñemos mejor.


Eleva la autoestima
Muchos especialistas asocian la autoestima con el contacto físico que recibimos desde que somos niños. 

Las sensaciones que experimentamos a temprana edad nos marcan de por vida y con esto se incrementa nuestra capacidad de querernos y respetarnos por el resto de nuestra vida.

Cuando abrazamos nos sentimos amados, seguros, especiales e importantes para las personas a nuestro alrededor, gracias a esto nuestra autoestima se alimenta y el amor propio se mantiene.





Conclusión
ABRAZAR ES PRÁCTICAMENTE PERFECTO. No hay partes móviles, no hay baterías que se desgasten, no requiere revisiones periódicas, es de bajo consumo energético, y alto rendimiento, a prueba de inflación, no engorda, no hay pagos mensuales, no necesita seguro, a prueba de robo, exentos de impuestos, no contaminantes, totalmente retornables y absolutamente SUSTENTABLES.

Nos interesa conocer tu opinión, así que no dudes en escribir tus comentarios sobre este tema y compartirlo en tus redes.


lunes, 14 de julio de 2014

El dolor sin voz... los hijos invisibles II


De acuerdo a la Terapia Familiar Sistémica, a las Constelaciones Familiares y a la Terapia de la Contención, uno de los regalos más preciados que les podemos dar a nuestros hijos, es asegurarnos de que saben y sienten que SON VISTOS. Cerciorarnos que los vemos, amamos y aceptamos como son, son algunos de los retos de la maternidad / paternidad. Algo que nunca falla sin importar la edad que tengan es: ver a nuestros hijos a los ojos cuando nos hablan o cuando les hablamos; y de preferencia, ponernos a su altura física.
Algunas de las sugerencias que enuncia Martha Alicia Chávez en su libro Hijos Invisibles son:
1. El primer lenguaje es el contacto. Tocarlos en cuanto nacen, no tener miedo a esa intimidad. Permitir la fusión con ellos los primeros meses, que no sean niños que se viven en una constante angustia de separación. Los niños no contenidos, además de angustia, experimentan enojo y lo manifiestan con rechazo. Es el clásico: “yo me quiero acercar o abrazarlo pero me rechaza o llora conmigo”.

2. Ser padres justos. Los papás que promueven la competencia o la comparación entre los hijos, crean rivalidad, antipatía y rencores entre los hermanos. Cómo promover la justicia: lo que se le da a uno se le da a todos, lo que se prohíbe o se permite a uno, se aplica para todos, así como las consecuencias.

3. Promueva la expresión de lo que sí pueden hacer y de lo que son capaces en vez de centrarse en el no    – y a todos por igual -. Reconocer virtudes, habilidades y avances en los procesos naturales de los hijos es sanador en sí mismo. Que el hijo note que ves sus avances (prácticamente en lo que sea: caminar, amarrarse las agujetas, en el deporte que practica, la manera de leer, etc. La lista es infinita), y hacérselos saber desde el reconocimiento, NUNCA DE LA CRÍTICA o la comparación.

4. Manifieste lo que le da orgullo de sus hijos. Ojo, no se trata de manipular a los hijos a través de nuestro “orgullo” o de hacerlos dependientes de nuestra aprobación, se trata de ser sinceros y auténticos. Por ejemplo, no es lo mismo expresar “orgullo” porque “decidió” seguir la tradición familiar (profesión, vocación, salud, hábitos o equipo de fútbol), como condicionante a su amor, que si genuinamente se acepta y aplaude lo que el hijo decide o hace para su bienestar, a pesar de salir “del molde familiar” (oficio, forma de vida, orientación sexual, situación económica, etc.)

5. Hazlos visibles ante el mundo. Va ligado con lo anterior. Se trata de reconocer sus logros o atributos reales, quitándoles el lastre de la “falsa modestia”. Te comparto que cuando mi mamá estaba a punto de una cirugía de alto riesgo (que finalmente le costó la vida), nos preguntó si había algo que le nos hubiera gustado que hiciera y que no hubiera hecho. Mis hermanos y yo le dijimos que nos llamaba la atención que nunca nos presumía. Nos dijo que a ella no le gustaban mucho las personas que “tenían” que presumir a sus hijos, ella pensaba que nuestros logros hablaban por sí mismos. Sin embargo, en cuanto tuvo la primera oportunidad, le platicó a su visita los logros que estábamos teniendo en aquel momento de la manera más espontánea y natural. Sobra decir que nosotros nos sentimos como pavorreales.

6. Cumple todo lo que prometes. Tanto lo positivo como lo negativo. Da seguridad, certeza, estructura y le confirma que es visto. Además de que comprende que “la palabra” de una persona tiene valor. Y claro, se modela con el ejemplo.

7. Defiéndelos de los abusos de otros. No se trata de andar sobreprotegiéndolos y haciéndolos inútiles, pero sí de no permitir que otros vulneren su dignidad. Si tú te enteras que a tu hijo le ha acontecido algo que lo rebasa en tamaño, fuerza o autoridad y vulnera su dignidad, tu responsabilidad en prestarle tu voz y presencia para que aquello no quede impune. Un claro ejemplo son los abusos sexuales que sufren los pequeños a manos de familiares, vecinos o amigos, y los padres no toman acción. Entonces, los hijos sufren no sólo por aquello que les perjudicó, sino también, por sentir que su dolor no tuvo el peso suficiente para que sus padres intercedieran.

Todo esto en relación a nuestros hijos. Ahora, si nos damos cuenta que NOSOTROS hemos sido esos hijos invisibles:

1.    Es necesario iniciar un trabajo terapéutico para sanar a nuestro Niño Interno lastimado. En ese caso, seguramente te puede interesar participar en el Taller de la Escuela del Amor para la Familia, o te puedo apoyar con terapia Gestalt y reiki. Te puedes comunicar conmigo al correo: maternidadsustentable@gmail.com

2.    Toma tu lugar en el mundo. Para ayudarte en este proceso, yo te recomendaría apoyarte en las Constelaciones Familiares, que te ayuden a que el flujo del amor se restablezca en su sistema familiar. En sinergia con un especialista en este tipo de terapia puedes participar el primer domingo de cada mes, más información, al mismo correo electrónico.

Si después de escuchar este tema te das cuenta que tú no estás en esta situación pero alguien que conoces, o los hijos de alguien que conoces sí, puedes compartir esta información a través del muro de FB Maternidad Sustentable, así como el link al video donde podrás ver nuestra participación en el programa Cada Día, lo que aquí hemos comentado y compartirlo en tus redes sociales. Comienza en el minuto 4 con 50 segundos. 
Miriam del Toral en Cada Día. El dolor sin voz... los niños invisibles.

domingo, 6 de julio de 2014

¡PAREN, QUE ME QUIERO BAJAR!

        Alguna vez, en su vivencia como papás han sentido las ganas de gritar: “¡PAREN, QUE ME QUIERO BAJAR!”.

Pues yo sí, y al parecer, por lo que me cuentan otros papás en los talleres o en consulta, no soy la única. Pero ¿a qué me refiero? Las situaciones pueden ser tan diversas como lo son nuestras familias, pero básicamente, hago alusión a aquellos momentos en los que la demanda de nuestras actividades diarias (profesionales, relaciones laborales-sociales y el trabajo en casa –ya saben, ese que nunca se acaba-) y la relación con nuestros hijos nos dejan exhaustos. Especialmente porque muchos de esos esfuerzos están encaminados a su bienestar, a ayudarlos a crecer de la manera que nos parece más adecuada y pareciera que no importando cuán grande sea nuestro esfuerzo, nunca logramos satisfacer sus demandas materiales y emocionales. “PAREN QUE ME QUIERO BAJAR”.
           
       Y lo que pasa a veces, es que además de todo aquello que “hacemos”, nuestros hijos no están al tanto de que establecemos nuestra relación con ellos con nuestras mejores intenciones, sobreponiéndonos a nuestras propias carencias. Pues fuimos educados por padres que a su vez tuvieron sus propias carencias emocionales     –las cuales en ocasiones nunca fueron conscientes ni trabajadas- y de modelos de conducta basados más en la obediencia vertical que en la negociación. Y de repente, nos encontramos nosotros siendo adultos, con niños internos lastimados, a veces conscientes de ello y trabajándolo, y la mayoría de las veces sólo sacando fuerzas de flaqueza para no recurrir a las viejas prácticas paternales vividas en carne propia. “PAREN QUE ME QUIERO BAJAR”.

    Otra cosa que no saben nuestros hijos, es que ante escenarios como esos, con nuestro aparato psíquico y emocional agotado, en la primera persona que repercute es en la pareja. Porque claro, si tú estás exhausto, sintiéndote vacío, con qué acompañas amorosamente al otro. Esta sensación de “me quiero bajar”, parece que va “en paquete” con la pareja, y la alucinación es que apartándote de TODO, tal vez recuperes parte de tu identidad desdibujada en tanto esfuerzo y puedas recuperar “tu vida”. 

     Aclaro, no tu vida real (sí, esa que te tiene agotado), sino “tu vida ideal”, esa que te imaginaste cuando iniciaste tu matrimonio, en la cual soñaste que todo esfuerzo sería compensado con una satisfacción directamente proporcional al empeño que pusiste, empezando por el económico y siguiendo por la placidez de una relación de pareja, plena, apasionada. Coronada por la felicidad de la llegada de unos hijos que siempre serían agradecidos con aquello que les ofrecemos. Entendiendo ese agradecimiento como devoción, obediencia, alegría y empatía hacia nosotros, sus amorosos padres.
Pero no, esa no es “tu vida real”, es “tu vida ideal”, producto sólo de tus expectativas. Tal vez, lo que más agota es constatar que esas expectativas están demasiado alejadas de la realidad.

     ¿Qué hacer entonces? – además de gritar: “PAREN QUE ME QUIERO BAJAR”.
Vale la pena agradecer a esa hermosa imagen de familia y pareja que nos habíamos hecho y… despedirla.

     Acto seguido, hacer una aspiración muy profunda y darle la bienvenida – con los brazos abiertos – a la familia y pareja que en realidad tienes y de la cual eres parte. Aceptarla con todo aquello que tiene y que carece, apreciando la felicidad que sí te da, resaltando las virtudes que sí tiene, recuperando esos momentos que te han hecho llorar de emoción, no por su parecido con tu imagen ficticia de familia, sino por la emoción que has experimentado, que es tuya, que es invaluable y que ES REAL.

Charlar con tu pareja sobre todo esto que sientes que está a punto de rebasarte, también ayuda. Por lo menos le deja la claridad de que lo que está pasando no es contra él o ella. Que nuestras frágiles expectativas se están desmoronando, y que lejos de que esto sea negativo, es un aliciente al despertar adulto desde el cual sí puedes hacer algo distinto, empezando por la actitud con la que lo afrontas. Cuando puedes compartir esto con tu pareja, es probable que él o ella también te muestren los añicos de sus propias expectativas. Cuando el encuentro se da de manera amorosa, estas astillas pueden ser el cimiento de la construcción de una familia más fuerte y unida, partiendo de lo que sí hay y distinguiendo lo que se quiere conservar de ella.

     Así que la próxima vez que quieras gritar: “PAREN QUE ME QUIERO BAJAR”, respira profundo, deja salir el aire dando un suspiro pronunciado, como dejando que el oxígeno llegue a tu cerebro, y desde ahí, date tiempo de reflexionar si lo que te rebasa es lo que está ocurriendo o la expectativa que tenías de ello. Si lo que falla sólo es la expectativa, date un ratito para despedirla y, respirando con toda consciencia, abre un paréntesis para ver a tu familia real… ¿qué observas? ¿Qué conservarías de esta dinámica? ¿Qué ya no quieres conservar? Con esto más claro, ve y platícalo con tu pareja, luego y en consenso, con tus hijos. Renueven votos partiendo de su realidad.

     Y así, tal vez la próxima vez que griten: “PAREN QUE ME QUIERO BAJAR”, sea porque han llegado juntos y con gozo al destino que han construido todos los días.


lunes, 30 de junio de 2014

El dolor sin voz... los hijos invisibles

 El dolor sin voz... los Hijos Invisibles

Los hijos invisibles son aquellos que no son vistos ni reconocidos por los padres en la vida cotidiana. Puede presentarse esta situación por alguna circunstancia específica en la vida de la familia o de los padres durante la infancia de estos niños; o simple o sencillamente, porque estos niños no entran en el radar del interés de sus padres.

Vivir en la invisibilidad genera mucho sufrimiento, pues es como estar sin voz, es lo más parecido a “no existir”. No son niños agredidos o lastimados físicamente – vaya, no son golpeados – pero viven en la sombra. Pero ni uno ni otro escenario es deseable, pues en ambos se crean heridas muy profundas en su psique y determinan muchas de sus acciones en el futuro.

Estos niños, crecen en el aislamiento e introversión, las heridas que supuran en ellos son las del abandono y el rechazo. Lo que les comunica la actitud de sus padres, es que no han sido merecedores de su amor, y por tanto, de la vida. Este peso es sofocante y los lleva a apagar su voz. Trasladan esta conducta a los ámbitos en los que se relacionan y crecen sin ser vistos ni oídos tampoco por los demás, confirmando su sentir de minusvalía. Si llegan a tener pareja, siempre se sentirán que menos ante ella, y reproducirán ese comportamiento con esta y sus hijos, produciendo así, más hijos invisibles.
Los niños invisibles, en la búsqueda de ser vistos, tienden a manifestarse de dos formas (CHÁVEZ, 2011), hacia la gente o contra la gente. Los primeros son los que aceptarán “ponerse de tapete” con tal de ser vistos. También tenderán a ser MUY extrovertidos, casi excéntricos para “forzar” a que la gente a verlos.
Los segundos, los que actúan “contra la gente”, son niños que manifiestan su enojo por no ser reconocidos en casa, en su entorno, por ejemplo, siendo muy agresivos con sus compañeros en la escuela. Incluso ha habido los que desarrollan conductas sociópatas en su afán de ser vistos.
Los salvavidas para estos niños pueden ser personas que están a su alrededor y se percatan de estas situaciones, pueden ser los abuelos, tíos, vecinos, maestros, etc., que pueden fungir como rescatadores a través de VER a estos niños, señalar sus virtudes y potencializar sus habilidades. Por esta atención – aunque no venga de los padres -  pueden darse cuenta que existen y que son valiosos y a partir de ahí, salir de la invisibilidad y cimentar su éxito en la vida.

Otra manera, es la reflexión de los propios padres en su relación con los hijos. Los papás que logran darse cuenta han tenido en la invisibilidad a sus hijos, y toman el compromiso de hacer trabajo personal para comprender de dónde viene esa conducta, son los casos más exitosos, pues pueden sanar heridas a edades más tempranas. Claro, no sólo de sus hijos, sino también las propias.

En la próxima participación compartiré las estrategias para corregir o prevenir esta situación en nuestras familias. Por lo pronto, les dejo el enlace del programa Cada Día donde hablamos de este tema.


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jueves, 5 de junio de 2014

En un corazón enojado no hay espacio para el amor.

En un corazón enojado, no hay espacio para el amor”
Para introducir este tema, me gustaría clarificar algo. El enojo, la ira, la rabia, como todas las demás emociones, han sido y son necesarias para nuestra supervivencia como especie, por lo que ninguna de las emociones debemos considerarlas como “malas”. Cada una tiene una intención vital en nuestra existencia.
En el caso del Enojo, la intención vital es DEFENDERNOS, darnos seguridad. Cuando el enojo o la rabia no están bien utilizadas, es cuando se usan para ATACAR. La incorrecta expresión de la rabia puede lastimar a quienes más amamos.
El enojo, como toda emoción, es una energía que circula por el cuerpo; si se reprime o bloquea su flujo, la energía vital para el organismo se estanca o circula con dificultad, causando en el cuerpo lo que conocemos como enfermedad, o por lo menos, algunas enfermedades.
Ahora, porqué a veces preferimos recurrir al enojo o rabia en vez de expresar alguna de las otras emociones (en Gestalt consideramos cinco principales, de las cuales se derivan las demás y estas son: Afecto, Miedo, Alegría, Tristeza y Enojo), porque en la rabia “nos sentimos fuertes”. La adrenalina y el corticol corren por nuestras venas, sentimos como se “prende” nuestro cuerpo e interpretamos esto como “fortaleza”. Por ejemplo, un papá que no tiene empleo, no tiene recursos para cubrir las necesidades de su familia, eso le preocupa, lo entristece, pero como estas emociones lo hacen vivir un bajón de energía, entonces lo disfraza de enojo, así no se siente débil…

               Una mamá a la que ese esposo le grita todo el día y de forma pasiva hasta le echa la culpa de la situación económica que viven, es una mujer enojada, que no se atreve a ponerle límites a su esposo o a entablar una comunicación donde ambos hablen abiertamente de lo que sienten, la toma con los hijos; y les reprocha que no sean más agradecidos o más ordenados, o lo que sea, el caso es tener oportunidad de sacar todo ese enojo hacia su esposo (y a veces hacia ella misma) en alguien que no la supera en fuerza o tamaño…
Las personas que no tramitan su rabia de manera oportuna, hasta la “alegría” la viven desde el enojo. Entonces nuestro equipo amado logra un triunfo,y entonces, por qué no, ataco propiedad privada, fastidio coches, etc. Esos seudo aficionados, en realidad, son personas enojadas, que sacan ese resentimiento en cualquier oportunidad, hasta en la alegría…
Ahora, ¿¿qué hacer??
Si me doy cuenta de que me estoy viviendo así – y evidentemente no me hace feliz a mí ni a las personas con las que convivo -, puedo hacer alguna de las siguientes acciones:
1.     Ir a terapia. Reflexiona si llevas demasiado tiempo así y no has logrado salir de esta situación dolorosa por ti solo o sola. Si es así, se humilde y pide ayuda. Hay muchos profesionales con la posibilidad de brindarte ayuda.
2.     Lo que puedes hacer en casa: RESPIRA HONDO. Cuando sientas que empiezas a salirte de tus cabales, respira repetidamente de forma profunda, dándole tiempo a tu cerebro de recibir oxígeno que le permita pensar para ofrecer otras alternativas antes que atacar.
3.     Ten presente en tu mente lo siguiente: lo que ME ENOJA, es lo que otro HACE, no lo que el otro ES. Y desde esta perspectiva pueden ocurrírsete otras opciones de resolución de eso que te enoja. Con esto evitas atacar y ofender antes de haber podido pensar.
4.     Padres SATISFECHOS no tienen necesidad de CASTIGAR. Por el contrario, corrigen, guían, modelan actitudes y conductas. Y como decíamos la otra vez, si me doy cuenta que no estoy satisfecho o pleno en este momento, es buen momento de reflexionar sobre tu hacer y pedir ayuda.
5.     HABLAR. Habla asertivamente con la persona que en realidad te está causando tanto enojo. Recuerda, cuando expresamos lo que nos ocurre, para empezar, conseguimos que salga de nuestro organismo y el otro se entere de lo que está ocurriendo. Todo esto con la intención de reducir la distancia entre el otro y tú.
Por supuesto, este es un tema muy amplio y profundo, estos tips sólo son los básicos para vivirte con menos enojo, pero para comprenderlo, es necesario hacer un trabajo muy serio, que nos permita modificar la forma en cómo vivimos en nuestras familias, para entender desde qué herida proviene en realidad ese enojo que me detona mi pareja, mis hijos, la suegra, etc.
Si logramos comunicar y externar nuestro enojo de manera asertiva, le estamos modelando a nuestros hijos una manera diferente de vivir, una más saludable. Y entonces, podemos vivir lo que dice la definición de familia según la Escuela Matríztica de Santiago, “¿Qué es la familia? Conjunto de personas que viven en el PLACER DE ESTAR JUNTOS. Hay que reflexionar si nuestra familia lo es.


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En el enlace pueden ver nuestra participación en el programa Cada Día. Entramos en el minuto 23 con 25 segundos.