miércoles, 30 de diciembre de 2015

Gracias 2015!!!

Este año ha sido entrañable.

Aprendí, comprendí, sentí, perdoné y agradecí como nunca en mi vida.

Fue un año de logros, alegrías, reencuentros, aprendizaje, crecimiento, bendiciones.


Este 2015 me certifiqué como asesora de lactancia para labrar una nueva forma de servicio. Conocí a mujeres fuertes y generosas que se abrieron a la posibilidad de compartir lo que son y lo que saben para ayudar a otras madres que gracias a ello, conocieron su propia fuerza y ganaron confianza en sí mismas. Su labor es invaluable y trascendente en cada pueblo, ciudad y país que lo realizan, sin importar si lo hacen a la distancia y cercanía virtual  -usando la tecnología o en persona-. Es un honor ser una de esta gran legión de hermanas que luchan por un ideal de salud, nutrición y amor más grande que ellas para todos los niños del mundo.

Este año, viví la enfermedad que -paradójicamente- me brindó la SALUD en muchos aspectos de mi vida. 
Reconocer mi fragilidad y finitud, me ayudó a tocar mi fuerza, humildad y trascendencia. 
Comprendí que “lo fácil” era morirme de puro miedo, la grandeza estaba en la voluntad de atravesar el dolor y recuperarme.

Ví el sufrimiento de la gente que me ama y ese fue el aliciente más poderoso para no quedarme en la autocompasión (que es tan seductora). 

Esta zarandeada consiguió que recibiera el amor a mi alrededor de una manera tan profunda, que rompió la armadura caduca que me impedía gozarlo a plenitud. Me reconocí merecedora de él sin perder fortaleza, por el contrario, fortaleciéndome.

Fui abrumada por la generosidad de tantas personas que desinteresadamente me ayudaron a mí y a mi familia, que me sentí profundamente  consolada, acompañada y abrigada por su cariño. Me hicieron notar que la rudeza en mí era innecesaria. A través de sus ojos y manos amorosas, pude descubrir también mi capacidad de amor y pude ver una versión de mí dulce, afectuosa, solidaria y humilde.

Mi compañero de vida creció ante la adversidad sostenido por la nobleza de su amor y la firmeza de su fe. Su mirada me permitió verme hermosa cuando más débil y vulnerable me sentía y me ayudó a descubrir la belleza de mis cicatrices internas y externas, a reconocer el valor de estas huellas, pues me han configurado en la mujer que hoy puede seguir caminando a su lado sosteniendo a una familia.

La alegría de mis hijos y mi deseo intenso de verlos crecer, me impulsó todos los días a sobreponerme. Compartir ese amor tan puro fue la mejor medicina.

Ver, tocar y sentir el miedo en cada célula de mi cuerpo, me ha permitido, poco a poco, ya no verlo como el enemigo, sino como un aliado en el crecimiento de mi alma. Comprendiendo que es como el mar, que a veces te dará unas buenas revolcadas y por ello hay que tenerle respeto, pero lo más importante, es recuperar tu centro para volver a flotar sin permitir que el pánico te apabulle (aunque en ocasiones sea inevitable y eso sea lo que te saque el instinto de sobrevivencia).

La AMISTAD hoy tiene un significado mucho más amplio de lo que había aprehendido antes (sí, así, con h). 

La palabra GRATITUD es muy corta para expresar lo que siento. 

El RETO para reconfigurar nuevos patrones neuronales para moverme y sentir la vida me estimulan a cada inhalación. El aire que respiro ya no sólo es oxígeno, es agradecimiento, es expansión, es energía, es destino, es percibir lo infinito en mí, en otros, en las plantas, los animales, en el espacio vacío pero no vacío que lo llena todo… es AMOR.

Para mis 40 años había imaginado muchas formas de celebración… el universo me brindó el viaje más extraordinario que yo hubiera podido planear. Me llevó a mi interior, a la fusión de mi pasado, presente y futuro, haciendo del ahora un continuo en el espacio y en el tiempo.


Ignoro cómo transcurrirán los siguientes 12 meses de mi vida, pero no siento la ansiedad de la incertidumbre, sino la ilusión de la apertura. La consciencia de que hoy estoy mejor arropada para lo que venga, pero eso no es lo más importante, sino, lo que me tocará DAR después de tanto que he recibido.


Gracias a todos, GRACIAS INFINITAS.


#lavidaesbuena
#festejandolos40

viernes, 16 de octubre de 2015

MI respuesta ante la pregunta: ¿cuándo debo dejar de cargar y amamantar a mi bebé?


En mi país, es un hecho aceptable que amamantes a un bebé menor de 6 meses o que lo cargues en fular o rebozo hasta que domina el arte de caminar. Pero después de estas etapas, muchas veces comienzan las molestas preguntas: ¿y cuándo vas a dejar de darle pecho? ¿Todavía te sale leche? ¿A poco sí lo llenas? Y en cuanto al porteo, comienzan “observaciones” tales como: ¿no le estás forzando las piernitas? O: “si lo sigues cargando nunca va a querer caminar”; o la lindura: “lo que pasa es que está muy apapachado(ada)”.


Entonces, las mamás que estamos muy seguras de la información con la que contamos, rebotamos amablemente los comentarios de los opinólogos, con frases como: “La OMS y la Unicef recomiendan la lactancia hasta los 2 años por tooodooos los beneficios para la salud e INTELIGENCIA que desarrollan los niños… así que mientras más pueda darle mejor… ¿cuánto tiempo amamantaron a tus hijos (nietos, sobrinos, etc.)?” Toda esta explicación manteniendo la mirada muy firme y amable. Y si puedes rematar con un “… pero gracias por preguntar…” es aún mejor, pues no se trata de andar abofeteando a los opinólogos, sino informarlos y de paso mostrarles un poco de modales.

En cuanto al porteo, es aún más fácil, pues normalmente, los niños que están habituados al ser portados, suelen estar más tranquilos, dormir profundamente durante las fiestas y eventos sociales (mientras los que están en su carriola o sillita lloran), además de aprender más rápidamente a caminar (sus piernas, abdomen, espalda y cuello se fortalecen con la postura correcta) y desarrollar su sistema vestibular (equilibrio y ritmo), así que a veces ni siquiera me tomaba la molestia de responder más allá de un “estamos felices las dos”.

Por todo ello, con mi tercera hija, tuve la dicha de portarla hasta los tres años, fecha en la que ella con toda contundencia me dijo: “ya no fular… ya soy gaaande”. En respeto a su decisión, dejé de cargarla de esa manera. Así que cuando organicé un taller que se llama “Danza Portando”, pensé en llevarme a niña con su propio fular para que bailara portando a sus muñecas. Con lo que no contaba, es que al ver a todos los demás bebés y niños cargados, se rehusó a quedarse en el suelo, así que me aventé el taller haciendo los ejercicios y bailando con sus 3 años 9 meses y 14 kilos encima. La verdad, estaba súper feliz de tener esa oportunidad nuevamente, pero llegaba a mi casa casi arrastrándome, exhausta. Yo pensaba: “claro, ya no estoy acostumbrada a su peso y menos haciendo ejercicio”. La sorpresa que no esperaba, era que mi agotamiento se debía a otro motivo.

Ese motivo lo descubrí 2 meses después, cuando me diagnosticaron un tumor en colon y una anemia severa. Se tenía que actuar con rapidez antes de que el tumor me causara una situación más grave. Empezaron los estudios y análisis preoperatorios. Por algunos de los medicamentos que me dieron, tuve que hablar con mi niña y decirle que ya no podría darle pecho antes de dormir, pues estaba enferma y necesitaba curarme. Ella me escuchó con sus ojos muy abiertos y un sentido puchero que me llegó al alma, pero accedió a que le diera un biberón mientras la abrazaba.

De un día para otro me quedé sin la posibilidad de cargar y amamantar a mi hija… Sólo podía agradecer a la vida haber gozado esos 3 años y 10 meses, íntimos, largos y maravillosos.


¿Tú tienes la certeza de cuánto tiempo podrás continuar tu lactancia? ¿Puedes garantizar que podrás seguir cargando a tus hijos sin problemas?

Lo último que te puedo comentar, es que el único momento en el que mi hija mayor, de 11 años, se soltó llorando fue cuando se enteró que por causa de la operación no iba a poder volver a cargarla…

No dejes que otros decidan por ti… escucha a tu cuerpo, a tu propio deseo. Tus hijos no dejarán de crecer… siempre llegará el momento que por un motivo u otro esa etapa termine… ojalá que no ocurra por lo que opina, sugiere o piensa alguien ajeno a tu bebé y tú.





martes, 22 de septiembre de 2015

Cuando la vida te sorprende...

Queridos familiares, amigos y lectores fortuitos de este blog:




El 8 de septiembre del 2015, se registró en el cielo de León este “fenómeno”. Unas nubes se conglomeraron, pero en medio seguía pasando el sol después de haber llovido, creando esta maravilla.

Cuando ví esta imagen, pensé que era la mejor alegoría que encontraría para la situación de salud que estoy viviendo actualmente.

La parte de abajo, donde están las nubes densas y oscuras, cargadas de tormenta, representan el momento de la detección del tumor en mi colon. 

Son el dolor y la crisis posteriores, el estado de shock de saber que no sólo tenía una infección parasitaria – como pensaba – sino un tumor que había que sacar a la brevedad. Ya que si bien se detectó antes de que presentara síntomas más gravosos, para los antecedentes de la familia no era para postergar indefinidamente alguna acción.

Llenos de dolor, impacto y miedo por la noticia, vino la parte de compartirlo con mis “significant others”… y ahí es donde se representa en la foto, el hueco por donde pasa la luz del sol. 


Resulta que al decidir comunicar mi situación de salud a ese “primer círculo”, me dí cuenta que el círculo era muy amplio. Que cuento en mi corazón con muchas personas significativas y que además respondieron llenas de amor y de actos concretos que lo demostraban. Sobra decir que sentía esa luz amorosa en medio de la tormenta.



A esto le siguieron varios días de exámenes preparatorios y confirmatorios de mi estado de salud en general, que a mí me resultaron exhaustivos, pues entre otras cosas constataron que estaba súper anémica. Así que todos esos estudios que implicaban ayunos o “limpiezas” de colon, me dejaban agotada y débil.

Este fue otro momento de sentirme en la zona “negra” de las nubes, porque además de estas acciones, necesitábamos conseguir donadores viables de sangre para que me pudieran trasfundir y ayudar tanto para estar en mejores condiciones como para aguantar la cirugía.

 Tono un poco más negro de la nube: se cruzó la semana de fiestas patrias en México… consecuencia… hasta los más sanos se echaron un tequilita o cerveza pa’ festejar. Así que fue un ejercicio de paciencia y fe intensivo, pues de entrada tuvimos que esperar que pasaran 72 horas para que la mayoría de los donantes se pudieran presentar a hacerse las pruebas en el banco de sangre.

Aunado a terapia psicológica, que en esos momentos me sonaba a “calzón chino emocional”, pues implicaba abrir nuevamente eventos muy dolorosos vividos en la infancia y adolescencia cuando en aquellos tiempos, mi mamá era la que atravesaba por esas crisis de salud. Y también, momentos donde me sentí sumamente triste y sola en mi niñez. Conciencia que me llevó a hablar con varias personas de cosas que durante muchos años no compartí más que con mi esposo. 


Creo que es parte de las valiosísimas lecciones que estoy aprendiendo, vivir de manera diferente y más consciente, el reto: aprender a honrar mis emociones.


Y luego vivimos otra parte luminosa, donde otra vez nos volvimos a concentrar en el fenómeno de luces celestiales… al abrir en redes sociales la urgencia de donadores y oraciones para mí, otra vez el diluvio de bendiciones y respuestas amorosas se hizo sentir.

Hoy estoy a unas horas de la intervención, con las unidades de sangre necesarias y trasfundidas, todos los estudios entregados y revisados, y los trámites del seguro de gastos médicos resueltos…

Y es ahora donde el verdadero milagro de luces de colores espero que se dé. Para ello requiero y solicito de ustedes sus oraciones, buenas vibras, theta healing, reiki y amor, para que la intervención sea sumamente exitosa.

Pidan no sólo por mí, sino por los cirujanos y personal médico que estará implicado para que Dios los ilumine y guíe sus manos y acciones, de manera que el proceso de recuperación sea posible.


Ustedes que se han tomado la molestia de leer todo esto, quiere decir que me conocen y me quieren, así que saben perfectamente que tengo una familia maravillosa por la cual haré todo lo necesario para recuperarme y seguir amándolos. Y conocen también mi parte idealista, tengo muchos proyectos que incluso ya están caminando y para los que estoy llena de ansias de volver.

Precisamente por todo ese amor y esa esperanza en mi corazón es que sé que sus oraciones y buenas intenciones llegarán en el momento adecuado para cada pasaje de miedo o desánimo que se quiera aparecer en mí y en mi familia más próxima - no para sofocarlos, sino para atravesarlos con amor -.

Así que de antemano GRACIAS por todo lo ya hecho, GRACIAS por lo que están haciendo y GRACIAS por las oraciones que seguirán compartiendo por mí y los míos.


Me siento profundamente amada...


Nos vemos pronto.

#festejandolos40
#lavidaesbuena



martes, 18 de agosto de 2015

¡¡La bebé llegó!! … ¿y ahora?


Dice el Dr. Humberto Maturana, que las expectativas están hechas para no ser cumplidas (ni las tuyas, ni de los opinólogos)... justo esto fue lo que le pasó a Vanessa cuando llegó su primera bebé:


"Desde que sabes que serás mamá, te haces a la idea que enfrentarás cambios en tu cuerpo y en tus emociones, que sin dudarlo serán la experiencia de tu vida"…

 De eso no me quedaba la menor duda cuando mi esposo Antonio y yo decidimos ¡por fin! tener un bebé, aquí, en Estados Unidos. Durante 3 años lo intentamos muchas veces, hasta que Dios nos concedió ser padres.

Era tanto el deseo de tener un bebé que me acosaban muchas preguntas: ¿Lo haremos bien?, ¿el bebé será sano?, ¿y si no sé cómo criarlo en un país que no es el mío? ¿Cómo lo haré sola? Fueron unas de las millones de preguntas que me hacía todo el tiempo y que muchas veces me quitaban el sueño, entonces, sólo caminaba por mi casa en la madrugada con esa panza que sólo crecía y crecía.

Nunca olvidaré el momento en que la sentí moverse por primera vez, fue como un dedito tocándome por dentro diciendo "hola"...  Y sin darme cuenta las lágrimas rodaron…

Ahí en ese momento supe que daría mi vida por esa persona que estaba dentro de mí, y que haría mi mayor esfuerzo por darle lo mejor. Cada mes me asesoraba por lo que me encontraba en internet, revistas... Amigas, etc. Apps en mi celular de que era lo que estaba pasando ese mes y que pasaría en el que seguía, en lo que "debía de saber" cuando ELLA, mi pequeña naciera.

Desvelos, hambre sobrehumana, aguacate para todo, agua con hielos todo el tiempo, esos eran mis antojos todos los días, dormir en el sofá de la sala el 90% de las noches ya era normal.

Mi esposo estaba muy ansioso y curioso por todo lo que le contaba que había leído ese día.
33 semanas

Finalmente después de largos/cortos días llegó "el día". Un domingo a las 2 de la mañana, la fuente se me rompe y ¡no fue JAMÁS como leí tantas veces que pasaría! "Que sí el tapón mucoso...", "Que sí era como un globo que tronara...", nada de eso me pasó a mí.

Yo siempre había creído que el parto natural era lo mejor según (de nuevo) a todo lo que había leído: "sales caminando al día siguiente", "la recuperación es casi inmediata", "no tener la horrible cicatriz de la cesárea”.

¡Pero en ningún lado leí que pasaría sí mi bebé estaba cabezona y tenían que abrir y hacer cirugía en la parte de la vagina!... 

La recuperación fue dolorosa, pero más doloroso fue saber que por mi trabajo de parto - que duró 16 horas - mi chiquita tenía un problema por haber estado tanto tiempo sin líquido amniótico  dentro de mí (porque la fuente no se tronó toda de una sola vez), nos dijeron que ella tenía el doble de glóbulos blancos que lo normal, así que estuvo en observación durante 5 ETERNOS días.

Y ahí fue cuando recordé mi promesa que le hice a mi bebé el día que me dijo "hola" con su dedito. Verla enchufada a una máquina donde le checaban los latidos de su corazón, su respiración, los antibióticos que le estaban dando por medio de la micro-mini-vena, nos partió el alma y mi esposo y yo,  juramos que jamás dejaríamos por ningún motivo que ella se enfermara y que trataríamos de ser lo mejor para ella siempre.


A mí me dieron de alta a los dos días, pero ella tenía que estar todavía 3 días más, el hospital nos prestó una habitación para poder estar cada 3 horas en "cuidados intensivos" "NICU" por sus siglas en inglés (newborn intensive care unit) y darle de comer pecho como siempre yo lo había planeado… y ahí fue cuando realmente el reto de la lactancia comenzó.

Teníamos los dos 100% conciencia de que la leche materna es ORO líquido para nuestra bebe, así que costara lo que costara yo le daría pecho todo el tiempo.

Mientras estábamos en el hospital visitándola cada tres horas como relojito, como nos habían dicho las enfermeras, nos decían que únicamente teníamos que darle 10 minutos de cada pecho y terminarla de "llenar" con fórmula… ¿qué no se supone que debe ser 100% pecho? -pensé- y la explicación que ellas me dieron fue que si duraba más tiempo sacando leche, ella estaría gastando más calorías de las que estaba consumiendo, me pareció lógica la explicación y así lo hice.

Comenzamos a tener problemas de que se pegara puesto que mi bebé no me estaba ayudando a formar los pezones y estaban completamente planos (¿cómo se va a pescar de un pecho completamente liso?), las enfermeras me ayudaban al escucharla llorar de hambre y ver nuestras caras de frustración de padres primerizos. Una de ellas se rehusaba completamente a usar pezonera, otra de ellas llenaba la pezonera de leche y me la colocaba para que mi bebé creyera que era mía y succionara… Otra de ellas, con una jeringa, al momento de ponerle el pecho le aventaba un chorrito de leche a la boca para que de nuevo mi bebé creyera que era mía; un sin fin de trucos que ellas trataron de hacer conmigo para que funcionara.

Así pasaron los días y yo no veía que mi producción de leche fuera tanta, pero me explicaban que el estómago de mi bebé era tan pequeño que la producción que estaba teniendo era más que suficiente para satisfacerla, "ellas saben más que yo", siempre me decía.

Pasaron los días y mi esposo y yo, felices de llevarla por fin a casa, con las recomendaciones que en el hospital nos dieron: "cada tres horas, la despiertan y le dan NO MÁS DE 10 minutos de cada pecho y llenarla con fórmula para que no se canse demasiado"...

Así estuvimos dos semanas y no veía cambio ni en mis pezones ni en la producción y ahí fue cuando decidí comunicarme con alguien experto en lactancia: Miriam del Toral, me recomendó la “extracción poderosa" Extraccion-poderosa: consistente en realizar estimulación con sacaleches, preferiblemente doble, durante 10 minutos a intervalos de 45/60 minutos, durante al menos 24h.   A partir de que se obtuvieran 15-20ml/hora, comenzar a distanciar las extracciones a 20 minutos cada 2 horas. Cuando se consiguieran volúmenes de 40ml/2 horas, comenzar a distanciar las extracciones a cada 3 horas, hasta mantener de 6 a 8 extracciones de 30 minutos en 24h. Además de pensar en mi bebe y olerla,  ¡claro! También unos masajes en la espalda que harían que la producción se incrementara, funcionó bastante… pero no completamente.

Al ir por segunda ocasión con la pediatra, nos dijo que estaba muy grandota y que estaba falta de peso, pero que era normal por la velocidad en la que estaba creciendo, así que no nos preocupamos más de lo normal. 

Sin embargo, yo por dentro estaba muy estresada porque quería ser 100% leche materna y no podía, tenía a mucha gente detrás de mi diciéndome cosas como que "como era posible que NO tuviera suficiente", "que ella regalaba leche a manos llenas", "que ella tenía su propio banco de leche", "que la fórmula es como veneno", "que sí no se lograba la lactancia al 100% era porque YO NO ESTABA haciendo las cosas bien", "Como mamá, una tiene que encerrarse por 3 meses en la casa hasta lograr una lactancia exitosa""... 

Muchos consejos y prejuicios que en lugar de ayudarme, lograron lo que siempre me había temido ¡depresión post parto! Yo no quería salir de casa, lloraba por no lograr llenar a mi bebé, no me arreglaba, no quería bañarme, estaba triste, enojada, cansada y sólo pensaba en que yo era un fracaso como mamá. Que la mayoría de las personas que aquí tenía no me ayudaban mucho. 

A mi frustración le sumé el hecho de que mi bebé llevaba unos días en que lloraba mucho y no se quería pegar para nada, y de nuevo pensé en que era yo la del problema. Gracias a dios, supe que era lo que llaman "crisis de lactancia" (¿¡crisis!?) ¿A un bebé de 1 mes?, pues sí, ella tenía una porque no había suficiente producción y no quería esforzarse por extraerla, pero eso pasaría en unos días.


Yo ya no sabía qué hacer, lloraba en la regadera, y pensaba que ya estaba harta de sentirme así. Gracias a Dios, mi esposo y mi familia desde muy lejos fueron los que me ayudaron a salir de la depresión que me estaba dando - y pasando a mi nena, que estoy segura ella lo resintió tanto como yo -.

Decidí después de mucho pensarlo ir a un grupo aquí en Texas que se llama la Liga de la Leche. Sudé y me estresé mucho el saber que tenía que manejar sola por más de 20 minutos con mi bebé, era la primera vez que lo hacía y ella no paró de llorar en todo el camino hasta que se quedó dormida.

Feliz y exitosa me presenté con la asesora Sharon. Ya estaba ahí y me sentí muy bien al saber que había muchas mujeres con problemas como yo o peores… (qué quieren... por lo menos ahora sabía que no era la única). Y cuando llegó conmigo y le conté lo que había pasado, de lo más tranquila me dijo que mis pezones estaban bien, y que poco a poco se formarían, que lo que estaba pasando es que mi bebé me llevaba mucha ventaja en "cantidad necesitada a la producción". Así que me dio tips para producir más, poco a poco, pegármela hasta donde ella solita se quitara de cada lado; con el saca leche, sacarme lo poco que quedaba y así poco a poco estaría produciendo más.

Pero lo que más me ayudó - y que sigo teniendo en cuenta - es un consejo que jamás voy a olvidar. Me recomendó RELAJARME de todos los consejos de todo el mundo. 


El chiste de la lactancia también es disfrutarlo al 100% y es cosa de dos y si no me relajaba menos se produciría más leche, me comentó que hay muchas mujeres que desisten de dar pecho a libre demanda porque es un trabajo muy agotador, no tienes vida (literal) y si eres muy pudorosa (como es mi caso), el estar buscando un lugar dónde darle pecho  -porque a mi bebe le choca que la tape -, ¡peor!

De nuevo me comunique con mi asesora personal (mi chichis teacher): Miriam, me desahogué con ella, que además de decirme las palabras exactas para hacerme sentir mejor, me dice perfecto que hacer.

Terminé por relajarme y hacerme a la idea que cada mamá somos distintas y que cada bebé es distinto. Ser mamá es un trabajo duro y muy agotador (hasta ahora). Yo estoy haciendo mi mayor esfuerzo en darle lo más que pueda de mi pecho, algunas veces ella se rehúsa y no la obligo tampoco. No quiero que ella relacioné la lactancia materna con algo obligatorio que no se disfruta, al contrario.



Así que mi bebé y yo estamos más relajadas, siempre trato de darle primero pecho y hasta que ya no quiere le doy fórmula y somos felices, que esa es la intención de la lactancia finalmente. No sé hasta cuando le daré pecho, no sé hasta cuándo ella quiera, pero en la medida de lo posible le daré hasta la última gota que tenga. 

Si en un futuro ella ya no quiere o come menos, me he propuesto donarla para los niños que no tienen quién les de éste "oro líquido" como el que yo le estoy dando a mi bebé…

Como verás, las expectativas y propias ejercen mucha presión sobre las mamás y nuestros deseos de amamantar exitosamente. 

No te quedes sola y aislada con tus dudas, temores y dolor, acude – como hizo Vane – a un grupo de apoyo para la lactancia en tu localidad. En León, Gto.,  estamos formando uno con mucho amor y entusiasmo, únete a él.

 Para más información sobre fechas, horarios y lugar, intégrate a la fan page Maternidad Sustentable y al grupo: Grupo de Apoyo a la Lactancia LEÓN, GTO.

martes, 4 de agosto de 2015

"Una y ya..." la historia de un destete feliz...

Pamela es una profesional que trabaja en una empresa de nivel internacional. Sin embargo, no sacrificó la lactancia ni la crianza de su bebé por este motivo. Le pedí que me contara un poco de su proceso de una lactancia ininterrumpida hasta los 2 y 5 meses y, principalmente, cómo se sentía ella ahora que se había consumado el destete, esto fue lo que escribió:


 “No he compartido esta historia con nadie porque pocos entenderían mi alegría. Te cuento: desde hace como 2 meses yo estuve lista para dejar la lactancia. Pero quería que cerráramos el ciclo dignamente y sin dolor. Había intentado distraer al chiquito, siguiendo tu consejo de "no ofrecer, no negar"... Medio funcionó.

Hasta ahora que hemos estado de viaje en Chicago, un día él me dijo que: ya no era un bebé, que ya era niño grande. Le expliqué qué cosas hacen los niños grandes, entre ellas le dije que ya no tomaban leche de mamá. Me contestó: "uno y ya..."  Y así le hicimos. Desde ese día, justo a los 2 años 5 meses, dejó de pedir leche.
Lo amo, admiro y gozo...

Me detuve un rato a reconocer cómo me siento... Creo que la palabra es orgullosa; estoy orgullosa de todo el tiempo compartido. Me siento lista para cerrar el ciclo sin nada que lamentar. Sigo y seguiré vinculada a Alejandro de muchas otras formas. ¡Estoy feliz!
Creo que me cuesta trabajo resumir todo lo que hay alrededor del destete... Trataré de ser lo más honesta,   - aunque me dé penita un poco - y concisa.

1. Falta de apoyo familiar/social. Aunque yo siempre dije y me sostuve así por más de dos años, me fue difícil aislarme por completo de los comentarios en contra de la lactancia prolongada. Alejandro tiene “mamitis aguda”, y los comentarios respecto a eso no pudieron faltar.

2. Me gustaría embarazarme otra vez y no quisiera lactancia en tándem. Si mi deseo se logra, quisiera poderle dedicar ese momento al nuevo chiquito.  También pensé que no quería que Alejandro relacionara el destete con un hermanito. Quería que fueran procesos aparentemente independientes.

3. Yo me siento plena con el ciclo que viví con él. Siento que es nuestro momento para "independizarnos"... Es un poco, aprender a dejar ir... Y buscar que nuestros vínculos se fortalezcan y multipliquen...

Alejandro tiene 2 años 5 meses. Mi intento por esconderme de él para que se le olvidara o distraerlo no funcionó. Funcionó hablar de frente con él y explicarle. Cuando él lo entendió, se unió a la causa”.

http://www.unamaternidaddiferente.com/2011/07/lactancia-materna-no-interrumpida.html

Me parece que las palabras de Pamela son muy claras sobre su proceso. Se dieron tiempo ambos de llegar a este momento, a pesar de que muchas personas (familia, doctores, maestras, etc.) le hicieran comentarios sobre seguir lactando. Me resulta muy respetable que ella quisiera vivir el proceso de “separación” en pos de prepararse para otro embarazo. No todas lo tienen muy claro. 

Me emocionó mucho cuando refiere que su niño le dijo: “una y ya…”


Puedo imaginarme lo significativo que fue ese último amamantamiento… ojalá todas supiéramos cuándo será el último para guardar todas las sensaciones y emociones del momento como lo han hecho Pamela y Ale.

Ama… AMAmanta…


¡Trabajar y amamantar es posible!



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domingo, 2 de agosto de 2015

Lactancia Ininterrumpida - Tania y Samuel

Maternidad Sustentable participa en el festejo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna compartiendo historias de lactancia ininterrumpida (o como a veces se les llama “lactancias prolongadas” a los niños que siguen siendo amamantados más allá de un año).Esta vez con la historia de Tania:


Tania fue mamá a los 39 años, aunque el anhelo de embarazarse apareció años antes, así que intentó prepararse lo más que pudo cuando lo consiguió… sin embargo, como ella dice, el tema de la lactancia es algo que se da por sentado porque nadie habla de ella, ni se tiene todavía la cultura por parte del personal sanitario de enseñar a las mamás a amamantar antes de salir del hospital o acudir a un grupo de lactancia. Me consta que Tania ha tenido que luchar contra todos los opinólogos que tiene alrededor en cuanto a la crianza y forma de alimentar a su bebé. Su gran aliado ha sido su esposo, que la ha respaldado en todo lo que ella ha decidido en cuanto a su bebé.

Aquí sus palabras:

“Pues, bueno, en cuanto a mi experiencia te cuento,  desde siempre me imaginé que cuando tuviera un hijo lo amamantaría, pero nunca nadie me dijo - ni yo pregunté -  cómo es que se hace. ¡Y vaya que tiene sus complicaciones!  Yo me imaginé tomando en brazos  a mi bebé recién nacido, ponerlo en mi pecho y voilá, él alimentándose y todos felices y contentos..... 

Pero en realidad tardó un poco en ser así, los primeros días no sabía cómo acomodar al bebé ni cómo tomar el seno para un mejor agarre y succión de su boquita; no sabía que tardaba unos días es bajar la leche, así que mi bebé lloraba y me sentía mal por tener que darle biberón. A las mamás que les preguntaba me decían que “no todas las mujeres tienen suficiente leche, que no hay problema en dar fórmula que ya vienen muy completas, que así no se me caen los pechos”, etc., etc. 

Pero yo sufría al ver a mi bebé estreñido y tener que levantarse en la madrugada a preparar la mamila, cambiar la fórmula para que le cayera mejor. Hacer todo el show de hervir los biberones e incluso sacarme la leche para que aprovechara los nutrientes. Gracias a Dios que eso sólo duró tres semanas,  al cabo de las cuales empecé a tomarle la forma para acomodar al niño; ya me salía más leche  y sobre todo, me empecé a relajar. Así que a partir de ahí, lo he vivido espléndidamente.

Disfruto mucho darle el pecho, verle la carita mientas mama o tomar su mano ha sido una experiencia magnífica, aunque de repente me embargan las dudas: si realmente se llena o si lo nutre suficiente. Pero son cosas que como mamá primeriza voy descubriendo gracias a la ayuda de amigas como TÚ que has tenido a bien orientarme y recomendarme excelentes libros.

Sobre la agitación del amamantamiento pues si la he sentido, tal vez en tres ocasiones y ya últimamente por la noche, cuando le da por levantarse cada hora a comer y yo estoy muy cansada así que me molesto y quisiera no darle pecho, pero a la vez siento feo, nunca me he negado a darle, pero sí es una sensación extraña.


En cuanto a los comentarios negativos últimamente son muy comunes. Desde mis hermanos hasta los doctores, “que si ya está muy grande, que ya no le nutre, que me van a llegar los pechos hasta el suelo por seguirlo amamantando”… pero ahorita está en una época en que casi no come sólidos, sólo quiere su Chiche, así que por lo pronto no pienso dejar de dársela. 

Cabe mencionar que mi pareja me apoya al 100, él me dice que hasta donde yo quiera darle es mi decisión, que es mi cuerpo y si yo estoy a gusto dándole el pecho está bien. Y por último, desafortunadamente nunca me he sentido con la confianza y comodidad de dar el pecho en público. Siempre hay gente que te ve raro o con morbo, así que opto por ir a un baño o en los probadores de las tiendas".

Ojalá que cada vez más personas estemos de acuerdo en normalizar las lactancias, no sólo para no caer en destetes innecesarios, sino que las mamás podamos seguir laborando sin el estigma de que hacerlo es imposible... una sociedad sustentable, comienza por dar lo que por naturaleza corresponde a los hijos humanos, leche materna...


Ama... AMAmanta...

viernes, 31 de julio de 2015

Maternidad Sustentable se une al festejo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna compartiendo historias de lactancia ininterrumpida (o como a veces se les llama “lactancias prolongadas” a los niños que siguen siendo amamantados más allá de un año).


Comenzaré con la mía (aunque durante la SMLM iré publicando de otras mamás maravillosas):


Miriam (yo), 39 años, mamá de Emi 11, Pablo 9 y Romi 3 años 8 meses.

Romi, mi tercera hija, ha sido el motivo de reinventarme en muchos sentidos, a nivel personal, como pareja, como mamá y como profesional. A partir de que me embaracé de ella me dí cuenta que hasta ese momento había hecho muchas cosas sólo porque “era lo que tocaba”. Así que decidí hacer un parteaguas de mi vida y preguntarme lo que verdaderamente quería hacer y cómo lo quería. De entrada, cuando nació pedí apego precoz, a los 20 minutos la nena estaba comiendo de mí. Hicimos alojamiento conjunto, limité el número de visitas e hice la cuarentena en mi casa (aunque pedí ayuda a mi maravillosa suegra y mi querido papá, pues los hijos grandes también necesitaban apoyo).

Por primera vez no me preocupé por regresar a trabajar. Disfruté a mi bebé y a mis hijos mayores siendo mamá en toda la extensión de la palabra. Me metí en la asociación de padres, los acompañé a cuanta actividad fui requerida valiéndome del maravilloso fular. Fue tan útil que los comencé a vender.

Hice un proceso de terapia que me llevó casi un año, que me ayudó a sanar muchas heridas de infancia y tramitarlas como la adulto que soy. Los ganones de todo esto fueron mis hijos, que tuvieron una mamá más integrada. Leí todo lo que pude sobre la crianza con apego, terapia de contención, necesidades de los niños, constelaciones familiares, metagenealogía y lactancia materna, etc. Todo mientras amamantaba a mi niña. En esos momentos mágicos en donde pierdes la noción del tiempo.

Hacia el año comenzó la “campaña de los opinólogos”, pero para entonces ya había leído tanto que les tenía respuesta para todo… y dejaron de opinar. Mi esposo me ha respaldado en todo, aunque sí llegó un momento en que el tema de la sexualidad entre nosotros le hizo perdirme parar con el colecho y las tomas en la noche… me costó un rato acostumbrar a la peque de quedarse en su cama y de sólo comer antes de dormir, pero lo conseguimos.

Claro que he sentido la agitación del amamantamiento, sobre todo cuando he estado muy cansada y ella me pedía varias tomas durante el día. No me preocupaba darle en público, muchas veces lo hice dentro del fular. Aunque reconozco que sí solía taparme, sobre todo por las miradas incómodas de los demás. Ante familiares no me cubro, que se acostumbren.

Cuando me preguntan si todavía le doy pecho con los ojos muy abiertos por el asombro, yo con toda tranquilidad les contesto: “sí, y es maravilloso”… 


Hace un año comencé  este blog que se llama Maternidad Sustentable, donde trato de abordar todos estos temas, partiendo del principio básico que el recurso más renovable es el amor. Muchas mamás comenzaron a hacerme preguntas sobre lactancia, y me dí cuenta que he tenido lactancias tan afortunadas que no tenía idea de qué responderle a una mamá con grietas, o mastitis, etc. Así que decidí tomar la formación en Asesoría de Lactancia Materna de Edulacta como forma de poder dar respuestas útiles y responsables a otras mamás, ¡y vaya que ha sido diferencia!

Actualmente, a los 3 años 9 meses, Romi sólo me pide en la noche, antes de dormir… es un momento que atesoro, pues cada vez siento más cercano el día en que esto acabará… y para ser sincera, me entristece, pero también quiero respetar la decisión de mi hija… ella dirá cuándo será la última vez.

Mientras tanto, puedo decirte que Amamantar y Trabajar ¡Es posible! Pues no sólo comencé a trabajar, sino que decidí hacer lo que más me gusta: dar talleres, asesorías, terapias, escribir, crear sinergias, apoyar a mamás guerreras (como seguramente lo serás tú que te estás tomando el tiempo de leer este blog).


Ama... Amamanta...

miércoles, 1 de julio de 2015

Si eres mamá o papá de bebés prematuros... ¡ojo con la enterocolitis necrotizante!



Hace unos días publiqué esta imagen en el muro de FB de Maternidad Sustentable. Ese mismo día, Yazmín hizo un comentario:

 “Soy mamá de gemelos idénticos de un año, ellos nacieron a las 34 semanas de gestación, y por lo tanto, tuvieron dificultades para respirar y pasaron a la UCIREN, por protocolo del hospital no pude darles pecho ni conocerlos hasta el tercer día. Aunque estuve extrayendo mi leche, ellos fueron alimentados vía sonda con fórmula. Uno de ellos, el más pequeño desarrolló enterocolitis necrotizante. Estuvo en riesgo de muerte y fue operado de cuatro perforaciones del intestino y ahora tiene una ileostomía. Estamos en espera de su cirugía de cierre, ha sido un año muy duro para él pues apenas ha podido subir poco de peso (5.600 kg) Le costó trabajo gatear y ha padecido infecciones que afectan nuevamente su peso.Conozco muchas mamis y bebés que han pasado por esta enfermedad y esta situación, algunos peores que la nuestra, por ello, estoy 100% a favor de la Lactancia Materna prolongada y creo que si existiera la cultura de donación de leche materna, mi bebé y muchos otros no hubieran pasado por ésta y muchas otras enfermedades”.Respondí a su mensaje y le pedí que nos hiciera el favor de relatarnos su historia, pues al compartir lo que le ocurre a tantas familias, tal vez se haga más claro porqué es importante contar con más Bancos de Leche Materna Humana en México (y en el mundo).

Esta es la historia de Yazmín y sus hijos:

“Pues nuestra historia comienza a las 34 semanas de gestación en que nacieron mis pequeños Sebastián y Santiago. Al ser prematuros, tuvieron problemas respiratorios y de peso (1.730 y 1.696 kg) y no pude conocerlos cuando me hicieron la cesárea, pues los pasaron a la UCIREN y yo pasé a piso. A pesar del dolor de la cesárea, a las pocas horas comencé a caminar y tratar de extraerme leche pues mi cirugía fue en el hospital del Instituto Nacional de Perinatología, en la ciudad de México y que afortunadamente cuenta con banco de leche. Obviamente ese día no salió casi nada, al día siguiente (ya tomando tres litros de agua y haciendo los masajes en los senos) comenzó a bajar muy poco calostro. Pero yo seguía sin saber nada de mis bebés más que lo que escuché en el quirófano.
El día 3 después de la cirugía, por fin bajo a la UCIREN a conocer a mis angelitos, estaban recibiendo fórmula vía sonda, pues mi calostro "era muy poco" y decidieron no dárselos. Ese mismo día visité el área de extracción del banco de leche pues ya no tenía suero y comencé llenando ¡¡dos biberones de 4oz de calostro, genial, pensé!!, pues sabía que podía dar más, pero no me permitieron pegarme a mis bebés pues tenían las puntas del oxígeno apenitas. Yo me fui de alta, pero mis bebes se quedarían. No sabían por cuantos días o semanas más, lo que me hizo darme fuerza para visitar al menos dos veces al día el banco de leche. Y después de las visitas hospitalarias, llegar a casa a extraerme la leche, ¡alcanzando hasta 500 ml en la primera semana!
El primero en tomar de mi seno fue Sebastián. Ese día fue difícil en varios aspectos pues él no sabía succionar y era tan pequeño que me daba mucho miedo lastimarlo. También fue difícil porque me informó el neonatólogo que Santiago estaba pasando por una infección llamada enterocolitis necrotizante (que ahora sabemos fue a causa de la cantidad de Fórmula que le administraron), la cual le perforó los intestinos y estaba en riesgo de muerte. Mi corazón se partía en ese momento y lo puse en manos de Dios, pues sabía que los médicos harían lo posible por ayudarlo. Al siguiente día fue operado, quedando con una ileostomía con la que hasta el día de hoy sigue. 
Sebastián estuvo 16 días hospitalizado y Santiago mes y medio. Fueron días complicados,  dejando a Sebastián con oxígeno en casa, pero muy temprano me lo pegaba al pecho e inmediatamente después, salía hacia el hospital dejándolo con sus respectivas tomas de Leche Materna. Llegaba al banco de leche y después pasaba a visita de UCIN con mi Santiago. Por órdenes del pediatra la última semana que Santiago estuvo en el hospital y por cuestiones de peso se le sustituía una toma de mi leche por fórmula.
Cuando tuve a mis dos pequeños en casa decidí que serían alimentados por leche materna exclusivamente (a pesar de que el pediatra y cirujano me han ofrecido cantidad de fórmulas, pues según ellos están bajos de peso). Tienen un año, el más rápido de mi vida y hemos gozado la lactancia a todo lo que da, a la hora que quieran y en los momentos que quieran como cuando por gatear se han golpeado, en las vacunas, para dormir o simplemente por estar con mami.

Estos son los pequeños de Yazmín, Sebastián y Santiago.
Yazmín reconoce que sin el consuelo de la teta, para Santiago sería más difícil superar los múltiples tratamientos a los que se ha tenido que someter durante su primer año de vida.
Sebastián tiene 7 kilos y Santiago por su ileostomía sólo tiene 5.600 kg. Sé que su peso es bajo, a veces he dudado y me he sentido mal conmigo misma, pues los pediatras meten la idea de que deberían pesar más y se podría estar afectando su desarrollo, lo cual para mí no es cierto. He seguido mi instinto hasta el día de hoy, leo los post de Maternidad Sustentable y reafirmo que les doy lo mejor de mí. Inclusive en este momento, pues Santiago y yo estamos en un hospital infantil y su teta ha sido el mejor consuelo para los procedimientos que le han hecho. 
Gracias y espero que quienes se desesperan porque piensan que su leche no es suficiente o que creen que la teta es sólo alimento, les sirva esta humilde experiencia de amor y de lucha por darles lo mejor de mí a mis pequeños, un año amamantando y quiero ir por más. 
Linda noche, hermosa página, ¡me encanta! Felicidades por su bella labor”.

Hasta aquí el testimonio de Yazmín y lo que ha tenido que pasar para sacar adelante a sus bebés. Ella comenta que se ha empeñado en la lactancia materna exclusiva, pues con su primera hija le hizo caso a su pediatra y le retiró el pecho a los 8 meses, le administró fórmula, pero no le cayó bien, en fin, que la niña -además de múltiples infecciones y estreñimiento- terminó desarrollando una alergia a la leche de vaca. Después de esta experiencia, se informó lo más que pudo para tomar mejores decisiones (a pesar de la opinión de los médicos).

Afortunadamente, ha contado con el apoyo incondicional de su esposo que coincide con ella en la idea que no hay mejor alimento para sus bebés que la leche materna, por todos los beneficios que aporta – él es fisioterapeuta, así que conoce la estimulación que recibe el cerebro, el desarrollo de la boca, mandíbula, etc. - a pesar de la presión ejercida por el personal de salud. Yazmín reconoce que sin este respaldo, definitivamente no podría mantenerse como lo ha hecho hasta ahora.

Pero su caso es sólo uno de miles que todos los días se dan, y en donde ya sea por la salud de los bebés o de la mamá no es posible que consuman leche materna exclusivamente. Pero es más triste aun cuando se dan porque los médicos o los protocolos hospitalarios no contemplan como primera opción la leche materna antes de suplementar.

La red de Consultores de Lactancia Materna Motherlove, hizo un estudio observacional que publicó en mayo del 2014. En él, en una unidad de terapia neonatal observaron a bebés prematuros de 33 semanas de gestación. Notaron que cuando se les administraba  leche de vaca fortificada, habitualmente desarrollaban Enterocolitis Necrotizante a los 7 días de nacimiento. Entonces, decidieron eliminar este tipo de fórmulas bovinas de la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal. Entonces, 140 de 162 infantes (86%) fueron alimentados por el calostro y leche de su propia madre, y 98 de 162 infantes (60%) recibieron leche humana donada en bancos de leche, logrando reducir significativamente la presencia de Enterocolitis Necrotizantes en estos bebés.


Pero Motherlove, no es la única asociación que ha documentado sobre el tema. En México también podemos pedir información al Instituto Nacional de Perinatología (INPer) que cuenta con su banco de leche como leemos en la historia de Yazmín.


En Guanajuato, el INPer está asesorando a la Secretaría de Salud Pública para instalar un Banco de Leche Materna Humana en el municipio de Irapuato. Así mismo, en el estado ya se cuenta con lactarios en los municipios de Silao, Salvatierra, Salamanca y Acámbaro. Ojalá que pronto pudiera ser realidad un lactario en cada municipio, como la ciudad de León, que es una de las ciudades con mayor población en Guanajuato.


Falta mucho por trabajar en este tema. Los gobiernos poco a poco van haciendo más consciencia de la necesidad de invertir en programas preventivos como lo es la promoción de la lactancia materna. No obstante, estoy convencida que los que tenemos que exigir estos programas y la correcta información en lactancia materna, partos respetados y la crianza con apego, SOMOS LOS CIUDADANOS.

Si estás embarazada, piensas tener hijos o estás lactando, infórmate. Hay muchos sitios en internet en los cuales puedes pedir ayuda tan sólo con poner en el buscador: lactancia materna humana.

Si estás en la ciudad de León, Guanajuato y deseas una cita, mándame un correo electrónico: maternidadsustentable@gmail.com

Si crees que a alguien le puede servir esta información, por favor, compártela en tus redes. La lactancia materna salva vidas.

Y recuerda, nada más sustentable que AMAR… AMA… AMAmanta…


martes, 30 de junio de 2015

La mitad de mi vida sin ti, mamá...

Este artículo está dirigido a todas aquellas mujeres que han perdido a sus mamás… y a todas aquellas que aún la tienen con vida y no se han dado cuenta de lo afortunadas que son.


El día de hoy se cumplen dos décadas de que murió mi mamá después de enfrentar una lucha contra el cáncer de páncreas y perderla a causa de una septicemia.

Hoy desperté con la voz en la cabeza que con tono de trámite decía aquella madrugada: “familiar de Altamirano Meléndez”… En mis sueños me veo recorriendo nuevamente aquel solitario pasillo para llegar al área de terapia intensiva con el eco de mis pasos resonando. Al llegar, un desvelado médico de guardia me recibe con la pregunta: “¿tú eres la familiar de Altamirano Meléndez?” – “” respondo, mientras miro hacia la cama donde estaba mi mamá y veo apagados los aparatos que durante días la habían ayudado a sobrevivir.
No me permiten acercarme para despedirme.

De esa madrugada a la fecha muchas cosas han pasado, pues ha transcurrido la mitad de mi vida sin ella.
Estudié, me gradué de licenciatura, especialidad y maestría. Viajé y regresé. Trabajé, renuncié, me despidieron, emprendí por mi cuenta.
Gracias a ella encontré al hombre de mi vida (lo conocí donando sangre para ella). Me enamoré, me casé y… me convertí en madre.

Y es aquí donde quisiera centrar mi relato. Hace 11 años que nació mi primera hija. ¿Te puedes imaginar todas las dudas e incertidumbres que tenía? Fui la más pequeña de mi familia y la primera en tener hijos, así que ni idea de cómo cuidar bebés. Afortunadamente, la vida me proveyó de una suegra súper paciente y amorosa que me compartió todo lo que ella sabía y había hecho con sus propios hijos…

Sin embargo, durante estos años me han surgido tantas dudas acerca de mi propia historia… Curiosidad (por no decir – necesidad de saber -) cuáles habrán sido los procesos por los que atravesó mi mamá en su vida (como mujer, esposa, mamá, profesional, hija, hermana).
Claro que tengo recuerdo de una que otra anécdota relatada alguna vez por mi madre o mis tías abuelas. Pero no sobre cosas muy puntuales y que me encantaría tener la posibilidad de preguntárselas ahora.

Bien dicen que uno aprecia a plenitud a las madres cuando uno se convierte en mamá. Hay tantas cosas que también quisiera agradecerle… Y bueno, esto es un poco más fácil, basta con pensar en ella y decirle: “gracias, mamita”, ya sabes, por las miles de veces que me enfermé y estuvo ahí (aún hoy, cuando llego a vomitar, extraño su mano sosteniendo mi frente); o el sonido de sus pasos chancleando por la escalera mientras bajaba a hacerme el desayuno antes de que me fuera a la prepa (hábito que honro fomentándolo en mi familia, nadie se va sin desayunar).

Debo ser sincera, la relación con mi mamá no siempre fue maravillosa. Debo agradecer a una de las grandes cirugías a las que se sometió cuando yo tenía 13 años el haberme acercado a ella. A partir de aquel verano, me dí cuenta que de la “levedad del ser” era real.

Y también me pregunto en ocasiones: “¿las personas que aún tienen a sus mamás, sabrán la suerte que tienen?”. ¿Reconocerán la fortuna que es poder preguntarles desde las cosas más mínimas y fútiles hasta las más existenciales sobre esto de ser mamá?

Tanto si sí como si no, aprovecha hoy para decir gracias. Si es pertinente: lo siento. Y si es necesario, acude a terapia para tramitarlo. Es cierto que el tiempo cura muchas heridas y les da perspectiva, pero el vacío que dejan los padres y madres cuando se van… perdura.

Por lo pronto, gracias, papá, por estar por aquí todavía llenando esos rincones melancólicos con tanto amor.



jueves, 25 de junio de 2015

¡Criticar a las madres lactantes… también es Violencia!

Cada día 25, la ONU Mujeres hace alguna acción en favor de parar la Violencia Contra las Mujeres, que se conmemora internacionalmente el 25 de noviembre de cada año.

Hoy es 25 de junio y quiero cooperar a estas acciones con una reflexión: la violencia que ejercemos como sociedad contra las mamás lactantes y sus hijos.



El hecho que la sociedad “sugiera” amamantar en privado o cubrirte mientras amamantas es una forma de violencia velada, que lo que ha conseguido es erradicar la falta de referentes para las mujeres mexicanas (y me atrevería a decir del mundo), que no vemos amamantar a otras. Un buen número de mujeres se ven en el escenario de amamantar a sus bebés sin haber visto nunca a otra mujer hacerlo.


Y luego viene la otra andanada de acciones que dan al traste con las lactancias. Por ejemplo, frases como: cómo vas a tener suficiente leche con esos pechitos”, “pues si ya no te sale dale fórmula, es lo mismo”, “tu bebé está bien flaco porque tu leche está aguada”, “no lo llenas”, “para qué te lo pegas a cada rato, lo vas a malcriar, mejor dale biberón con agua”, "el doctor dijo cada tres horas".

Todas estas frases y muchísimas más coronadas por la sentencia de los médicos: “a los 6 meses tu leche ya no lo nutre, dale sólo fórmula y comienza con las papillas”.

Las mamás que sortean todas estas dificultades y perseveran en sus lactancias, todavía tienen que enfrentar el muro social de: amamantar a un bebé “mayor”. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria (es decir, incorporando otros alimentos adecuados a la dieta diaria) hasta los 2 años, en nuestro país es casi un tabú.

La sociedad se escandaliza ante el hecho de amamantar a un bebé de un año, dos años o más. Existe el prejuicio de que “sólo las indígenas” amamantan hasta esas edades. De entrada ya están discriminando con términos así, como si estas mujeres dieran pecho porque son incultas, pobres o de menor rango. Y por otro lado, le ponen un cariz moral a un hecho absolutamente natural.

Mientras no normalicemos las lactancias, seguirán existiendo madres maltratadas por las mismas mujeres de sus familias, de su entorno social; por hombres que piensan que cuando una mujer amamanta sin cubrirse, les da permiso a miradas morbosas; por médicos que sin formación en lactancia prescriben fórmulas y horarios para la alimentación; por medios de comunicación que encumbran el uso de biberones y sucedáneos sobre la maravilla de la leche materna con la que no existe comparación.

La leche humana es para bebés humanos, la leche de cualquier otra especie nunca será la óptima. Sobre todo, porque la leche materna no sólo aporta nutrientes incomparables que fortalecen su sistema inmunológico y su coeficiente intelectual, sino también, consuelo, seguridad, confianza…
AMA… AMAmanta…


Si necesitas más información para el éxito de tu lactancia, busca grupos de apoyo en tu comunidad. En la internet puedes encontrar varios sitios para informarte:
www.edulacta.com / www.albalactanciamaterna.org / www.elactancia.org / www.facebook.com/MaternidadSustentable/ /

Si vives en León, Gto. México, y deseas hacer una cita, escríbeme al correo: maternidadsustentable@gmail.com


Y por favor, si esta reflexión te pareció de utilidad para ti, para alguien que conoces y para formar una sociedad más amorosa, compártela en tus redes y súmate a la comunidad de www.facebook.com/MaternidadSustentable/ 

"Nada más sustentable que amar"