“En un
corazón enojado, no hay espacio para el amor”
Para introducir este tema, me gustaría clarificar algo.
El enojo, la ira, la rabia, como todas las demás emociones, han sido y son
necesarias para nuestra supervivencia como especie, por lo que ninguna de las
emociones debemos considerarlas como “malas”. Cada una tiene una intención
vital en nuestra existencia.
En el caso del Enojo, la intención vital es DEFENDERNOS,
darnos seguridad. Cuando el enojo o la rabia no están bien utilizadas, es
cuando se usan para ATACAR. La incorrecta expresión de la rabia puede lastimar
a quienes más amamos.
El enojo, como toda emoción, es una energía que circula
por el cuerpo; si se reprime o bloquea su flujo, la energía vital para el
organismo se estanca o circula con dificultad, causando en el cuerpo lo que
conocemos como enfermedad, o por lo menos, algunas enfermedades.
Ahora, porqué a veces preferimos recurrir al enojo o
rabia en vez de expresar alguna de las otras emociones (en Gestalt consideramos
cinco principales, de las cuales se derivan las demás y estas son: Afecto,
Miedo, Alegría, Tristeza y Enojo), porque en la rabia “nos sentimos fuertes”.
La adrenalina y el corticol corren por nuestras venas, sentimos como se
“prende” nuestro cuerpo e interpretamos esto como “fortaleza”. Por ejemplo, un
papá que no tiene empleo, no tiene recursos para cubrir las necesidades de su
familia, eso le preocupa, lo entristece, pero como estas emociones lo hacen
vivir un bajón de energía, entonces lo disfraza de enojo, así no se siente
débil…
Una mamá a la que ese esposo le grita todo el día y de forma pasiva hasta le echa la culpa de la situación económica que viven, es una mujer enojada, que no se atreve a ponerle límites a su esposo o a entablar una comunicación donde ambos hablen abiertamente de lo que sienten, la toma con los hijos; y les reprocha que no sean más agradecidos o más ordenados, o lo que sea, el caso es tener oportunidad de sacar todo ese enojo hacia su esposo (y a veces hacia ella misma) en alguien que no la supera en fuerza o tamaño…
Las personas que no tramitan su rabia de manera oportuna,
hasta la “alegría” la viven desde el enojo. Entonces nuestro equipo amado logra
un triunfo,y entonces, por qué no, ataco propiedad privada, fastidio coches,
etc. Esos seudo aficionados, en realidad, son personas enojadas, que sacan ese
resentimiento en cualquier oportunidad, hasta en la alegría…
Ahora, ¿¿qué hacer??
Si me doy cuenta de que me estoy viviendo así – y
evidentemente no me hace feliz a mí ni a las personas con las que convivo -,
puedo hacer alguna de las siguientes acciones:
1. Ir a terapia.
Reflexiona si llevas demasiado tiempo así y no has logrado salir de esta
situación dolorosa por ti solo o sola. Si es así, se humilde y pide ayuda. Hay
muchos profesionales con la posibilidad de brindarte ayuda.
2. Lo que puedes hacer en casa: RESPIRA HONDO. Cuando sientas que empiezas a salirte de tus
cabales, respira repetidamente de forma profunda, dándole tiempo a tu cerebro
de recibir oxígeno que le permita pensar para ofrecer otras alternativas antes
que atacar.
3. Ten presente en tu mente lo siguiente: lo que ME ENOJA, es lo que otro HACE, no lo
que el otro ES. Y desde esta perspectiva pueden ocurrírsete otras opciones
de resolución de eso que te enoja. Con esto evitas atacar y ofender antes de
haber podido pensar.
4. Padres SATISFECHOS no
tienen necesidad de CASTIGAR. Por el contrario,
corrigen, guían, modelan actitudes y conductas. Y como decíamos la otra vez, si
me doy cuenta que no estoy satisfecho o pleno en este momento, es buen momento
de reflexionar sobre tu hacer y pedir ayuda.
5. HABLAR. Habla asertivamente con la persona que en realidad te
está causando tanto enojo. Recuerda, cuando expresamos lo que nos ocurre, para
empezar, conseguimos que salga de nuestro organismo y el otro se entere de lo
que está ocurriendo. Todo esto con la intención de reducir la distancia entre
el otro y tú.
Por
supuesto, este es un tema muy amplio y profundo, estos tips sólo son los
básicos para vivirte con menos enojo, pero para comprenderlo, es necesario
hacer un trabajo muy serio, que nos permita modificar la forma en cómo vivimos
en nuestras familias, para entender desde qué herida proviene en realidad ese
enojo que me detona mi pareja, mis hijos, la suegra, etc.
Si
logramos comunicar y externar nuestro enojo de manera asertiva, le estamos
modelando a nuestros hijos una manera diferente de vivir, una más saludable. Y
entonces, podemos vivir lo que dice la definición de familia según la Escuela Matríztica de Santiago,
“¿Qué es la familia? Conjunto de personas que viven en el PLACER DE ESTAR
JUNTOS. Hay que reflexionar si nuestra familia lo es.
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