El dolor sin voz... los Hijos Invisibles
Los hijos invisibles son aquellos que no son vistos ni
reconocidos por los padres en la vida cotidiana. Puede presentarse esta
situación por alguna circunstancia específica en la vida de la familia o de los
padres durante la infancia de estos niños; o simple o sencillamente, porque
estos niños no entran en el radar del interés de sus padres.
Vivir en la invisibilidad genera mucho sufrimiento, pues es
como estar sin voz, es lo más parecido a “no existir”. No son niños agredidos o
lastimados físicamente – vaya, no son golpeados – pero viven en la sombra. Pero
ni uno ni otro escenario es deseable, pues en ambos se crean heridas muy
profundas en su psique y determinan muchas de sus acciones en el futuro.
Estos niños, crecen en el aislamiento e introversión, las
heridas que supuran en ellos son las del abandono y el rechazo. Lo que les
comunica la actitud de sus padres, es que no han sido merecedores de su amor, y
por tanto, de la vida. Este peso es sofocante y los lleva a apagar su voz.
Trasladan esta conducta a los ámbitos en los que se relacionan y crecen sin ser
vistos ni oídos tampoco por los demás, confirmando su sentir de minusvalía. Si
llegan a tener pareja, siempre se sentirán que menos ante ella, y reproducirán
ese comportamiento con esta y sus hijos, produciendo así, más hijos invisibles.
Los niños invisibles, en la búsqueda de ser vistos, tienden
a manifestarse de dos formas (CHÁVEZ, 2011), hacia la gente o contra la gente.
Los primeros son los que aceptarán “ponerse de tapete” con tal de ser vistos.
También tenderán a ser MUY extrovertidos, casi excéntricos para “forzar” a que
la gente a verlos.
Los segundos, los que actúan “contra la gente”, son niños
que manifiestan su enojo por no ser reconocidos en casa, en su entorno, por
ejemplo, siendo muy agresivos con sus compañeros en la escuela. Incluso ha
habido los que desarrollan conductas sociópatas en su afán de ser vistos.
Los salvavidas para estos niños pueden ser personas que
están a su alrededor y se percatan de estas situaciones, pueden ser los
abuelos, tíos, vecinos, maestros, etc., que pueden fungir como rescatadores a
través de VER a estos niños, señalar sus virtudes y potencializar sus
habilidades. Por esta atención – aunque no venga de los padres - pueden darse cuenta que existen y que son
valiosos y a partir de ahí, salir de la invisibilidad y cimentar su éxito en la
vida.
Otra manera, es la reflexión de los propios padres en su
relación con los hijos. Los papás que logran darse cuenta han tenido en la invisibilidad
a sus hijos, y toman el compromiso de hacer trabajo personal para comprender de
dónde viene esa conducta, son los casos más exitosos, pues pueden sanar heridas
a edades más tempranas. Claro, no sólo de sus hijos, sino también las propias.
En la próxima participación compartiré las estrategias para
corregir o prevenir esta situación en nuestras familias. Por lo pronto, les
dejo el enlace del programa Cada Día donde hablamos de este tema.
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cambiarle la vida a alguien.
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