miércoles, 1 de julio de 2015

Si eres mamá o papá de bebés prematuros... ¡ojo con la enterocolitis necrotizante!



Hace unos días publiqué esta imagen en el muro de FB de Maternidad Sustentable. Ese mismo día, Yazmín hizo un comentario:

 “Soy mamá de gemelos idénticos de un año, ellos nacieron a las 34 semanas de gestación, y por lo tanto, tuvieron dificultades para respirar y pasaron a la UCIREN, por protocolo del hospital no pude darles pecho ni conocerlos hasta el tercer día. Aunque estuve extrayendo mi leche, ellos fueron alimentados vía sonda con fórmula. Uno de ellos, el más pequeño desarrolló enterocolitis necrotizante. Estuvo en riesgo de muerte y fue operado de cuatro perforaciones del intestino y ahora tiene una ileostomía. Estamos en espera de su cirugía de cierre, ha sido un año muy duro para él pues apenas ha podido subir poco de peso (5.600 kg) Le costó trabajo gatear y ha padecido infecciones que afectan nuevamente su peso.Conozco muchas mamis y bebés que han pasado por esta enfermedad y esta situación, algunos peores que la nuestra, por ello, estoy 100% a favor de la Lactancia Materna prolongada y creo que si existiera la cultura de donación de leche materna, mi bebé y muchos otros no hubieran pasado por ésta y muchas otras enfermedades”.Respondí a su mensaje y le pedí que nos hiciera el favor de relatarnos su historia, pues al compartir lo que le ocurre a tantas familias, tal vez se haga más claro porqué es importante contar con más Bancos de Leche Materna Humana en México (y en el mundo).

Esta es la historia de Yazmín y sus hijos:

“Pues nuestra historia comienza a las 34 semanas de gestación en que nacieron mis pequeños Sebastián y Santiago. Al ser prematuros, tuvieron problemas respiratorios y de peso (1.730 y 1.696 kg) y no pude conocerlos cuando me hicieron la cesárea, pues los pasaron a la UCIREN y yo pasé a piso. A pesar del dolor de la cesárea, a las pocas horas comencé a caminar y tratar de extraerme leche pues mi cirugía fue en el hospital del Instituto Nacional de Perinatología, en la ciudad de México y que afortunadamente cuenta con banco de leche. Obviamente ese día no salió casi nada, al día siguiente (ya tomando tres litros de agua y haciendo los masajes en los senos) comenzó a bajar muy poco calostro. Pero yo seguía sin saber nada de mis bebés más que lo que escuché en el quirófano.
El día 3 después de la cirugía, por fin bajo a la UCIREN a conocer a mis angelitos, estaban recibiendo fórmula vía sonda, pues mi calostro "era muy poco" y decidieron no dárselos. Ese mismo día visité el área de extracción del banco de leche pues ya no tenía suero y comencé llenando ¡¡dos biberones de 4oz de calostro, genial, pensé!!, pues sabía que podía dar más, pero no me permitieron pegarme a mis bebés pues tenían las puntas del oxígeno apenitas. Yo me fui de alta, pero mis bebes se quedarían. No sabían por cuantos días o semanas más, lo que me hizo darme fuerza para visitar al menos dos veces al día el banco de leche. Y después de las visitas hospitalarias, llegar a casa a extraerme la leche, ¡alcanzando hasta 500 ml en la primera semana!
El primero en tomar de mi seno fue Sebastián. Ese día fue difícil en varios aspectos pues él no sabía succionar y era tan pequeño que me daba mucho miedo lastimarlo. También fue difícil porque me informó el neonatólogo que Santiago estaba pasando por una infección llamada enterocolitis necrotizante (que ahora sabemos fue a causa de la cantidad de Fórmula que le administraron), la cual le perforó los intestinos y estaba en riesgo de muerte. Mi corazón se partía en ese momento y lo puse en manos de Dios, pues sabía que los médicos harían lo posible por ayudarlo. Al siguiente día fue operado, quedando con una ileostomía con la que hasta el día de hoy sigue. 
Sebastián estuvo 16 días hospitalizado y Santiago mes y medio. Fueron días complicados,  dejando a Sebastián con oxígeno en casa, pero muy temprano me lo pegaba al pecho e inmediatamente después, salía hacia el hospital dejándolo con sus respectivas tomas de Leche Materna. Llegaba al banco de leche y después pasaba a visita de UCIN con mi Santiago. Por órdenes del pediatra la última semana que Santiago estuvo en el hospital y por cuestiones de peso se le sustituía una toma de mi leche por fórmula.
Cuando tuve a mis dos pequeños en casa decidí que serían alimentados por leche materna exclusivamente (a pesar de que el pediatra y cirujano me han ofrecido cantidad de fórmulas, pues según ellos están bajos de peso). Tienen un año, el más rápido de mi vida y hemos gozado la lactancia a todo lo que da, a la hora que quieran y en los momentos que quieran como cuando por gatear se han golpeado, en las vacunas, para dormir o simplemente por estar con mami.

Estos son los pequeños de Yazmín, Sebastián y Santiago.
Yazmín reconoce que sin el consuelo de la teta, para Santiago sería más difícil superar los múltiples tratamientos a los que se ha tenido que someter durante su primer año de vida.
Sebastián tiene 7 kilos y Santiago por su ileostomía sólo tiene 5.600 kg. Sé que su peso es bajo, a veces he dudado y me he sentido mal conmigo misma, pues los pediatras meten la idea de que deberían pesar más y se podría estar afectando su desarrollo, lo cual para mí no es cierto. He seguido mi instinto hasta el día de hoy, leo los post de Maternidad Sustentable y reafirmo que les doy lo mejor de mí. Inclusive en este momento, pues Santiago y yo estamos en un hospital infantil y su teta ha sido el mejor consuelo para los procedimientos que le han hecho. 
Gracias y espero que quienes se desesperan porque piensan que su leche no es suficiente o que creen que la teta es sólo alimento, les sirva esta humilde experiencia de amor y de lucha por darles lo mejor de mí a mis pequeños, un año amamantando y quiero ir por más. 
Linda noche, hermosa página, ¡me encanta! Felicidades por su bella labor”.

Hasta aquí el testimonio de Yazmín y lo que ha tenido que pasar para sacar adelante a sus bebés. Ella comenta que se ha empeñado en la lactancia materna exclusiva, pues con su primera hija le hizo caso a su pediatra y le retiró el pecho a los 8 meses, le administró fórmula, pero no le cayó bien, en fin, que la niña -además de múltiples infecciones y estreñimiento- terminó desarrollando una alergia a la leche de vaca. Después de esta experiencia, se informó lo más que pudo para tomar mejores decisiones (a pesar de la opinión de los médicos).

Afortunadamente, ha contado con el apoyo incondicional de su esposo que coincide con ella en la idea que no hay mejor alimento para sus bebés que la leche materna, por todos los beneficios que aporta – él es fisioterapeuta, así que conoce la estimulación que recibe el cerebro, el desarrollo de la boca, mandíbula, etc. - a pesar de la presión ejercida por el personal de salud. Yazmín reconoce que sin este respaldo, definitivamente no podría mantenerse como lo ha hecho hasta ahora.

Pero su caso es sólo uno de miles que todos los días se dan, y en donde ya sea por la salud de los bebés o de la mamá no es posible que consuman leche materna exclusivamente. Pero es más triste aun cuando se dan porque los médicos o los protocolos hospitalarios no contemplan como primera opción la leche materna antes de suplementar.

La red de Consultores de Lactancia Materna Motherlove, hizo un estudio observacional que publicó en mayo del 2014. En él, en una unidad de terapia neonatal observaron a bebés prematuros de 33 semanas de gestación. Notaron que cuando se les administraba  leche de vaca fortificada, habitualmente desarrollaban Enterocolitis Necrotizante a los 7 días de nacimiento. Entonces, decidieron eliminar este tipo de fórmulas bovinas de la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal. Entonces, 140 de 162 infantes (86%) fueron alimentados por el calostro y leche de su propia madre, y 98 de 162 infantes (60%) recibieron leche humana donada en bancos de leche, logrando reducir significativamente la presencia de Enterocolitis Necrotizantes en estos bebés.


Pero Motherlove, no es la única asociación que ha documentado sobre el tema. En México también podemos pedir información al Instituto Nacional de Perinatología (INPer) que cuenta con su banco de leche como leemos en la historia de Yazmín.


En Guanajuato, el INPer está asesorando a la Secretaría de Salud Pública para instalar un Banco de Leche Materna Humana en el municipio de Irapuato. Así mismo, en el estado ya se cuenta con lactarios en los municipios de Silao, Salvatierra, Salamanca y Acámbaro. Ojalá que pronto pudiera ser realidad un lactario en cada municipio, como la ciudad de León, que es una de las ciudades con mayor población en Guanajuato.


Falta mucho por trabajar en este tema. Los gobiernos poco a poco van haciendo más consciencia de la necesidad de invertir en programas preventivos como lo es la promoción de la lactancia materna. No obstante, estoy convencida que los que tenemos que exigir estos programas y la correcta información en lactancia materna, partos respetados y la crianza con apego, SOMOS LOS CIUDADANOS.

Si estás embarazada, piensas tener hijos o estás lactando, infórmate. Hay muchos sitios en internet en los cuales puedes pedir ayuda tan sólo con poner en el buscador: lactancia materna humana.

Si estás en la ciudad de León, Guanajuato y deseas una cita, mándame un correo electrónico: maternidadsustentable@gmail.com

Si crees que a alguien le puede servir esta información, por favor, compártela en tus redes. La lactancia materna salva vidas.

Y recuerda, nada más sustentable que AMAR… AMA… AMAmanta…


martes, 30 de junio de 2015

La mitad de mi vida sin ti, mamá...

Este artículo está dirigido a todas aquellas mujeres que han perdido a sus mamás… y a todas aquellas que aún la tienen con vida y no se han dado cuenta de lo afortunadas que son.


El día de hoy se cumplen dos décadas de que murió mi mamá después de enfrentar una lucha contra el cáncer de páncreas y perderla a causa de una septicemia.

Hoy desperté con la voz en la cabeza que con tono de trámite decía aquella madrugada: “familiar de Altamirano Meléndez”… En mis sueños me veo recorriendo nuevamente aquel solitario pasillo para llegar al área de terapia intensiva con el eco de mis pasos resonando. Al llegar, un desvelado médico de guardia me recibe con la pregunta: “¿tú eres la familiar de Altamirano Meléndez?” – “” respondo, mientras miro hacia la cama donde estaba mi mamá y veo apagados los aparatos que durante días la habían ayudado a sobrevivir.
No me permiten acercarme para despedirme.

De esa madrugada a la fecha muchas cosas han pasado, pues ha transcurrido la mitad de mi vida sin ella.
Estudié, me gradué de licenciatura, especialidad y maestría. Viajé y regresé. Trabajé, renuncié, me despidieron, emprendí por mi cuenta.
Gracias a ella encontré al hombre de mi vida (lo conocí donando sangre para ella). Me enamoré, me casé y… me convertí en madre.

Y es aquí donde quisiera centrar mi relato. Hace 11 años que nació mi primera hija. ¿Te puedes imaginar todas las dudas e incertidumbres que tenía? Fui la más pequeña de mi familia y la primera en tener hijos, así que ni idea de cómo cuidar bebés. Afortunadamente, la vida me proveyó de una suegra súper paciente y amorosa que me compartió todo lo que ella sabía y había hecho con sus propios hijos…

Sin embargo, durante estos años me han surgido tantas dudas acerca de mi propia historia… Curiosidad (por no decir – necesidad de saber -) cuáles habrán sido los procesos por los que atravesó mi mamá en su vida (como mujer, esposa, mamá, profesional, hija, hermana).
Claro que tengo recuerdo de una que otra anécdota relatada alguna vez por mi madre o mis tías abuelas. Pero no sobre cosas muy puntuales y que me encantaría tener la posibilidad de preguntárselas ahora.

Bien dicen que uno aprecia a plenitud a las madres cuando uno se convierte en mamá. Hay tantas cosas que también quisiera agradecerle… Y bueno, esto es un poco más fácil, basta con pensar en ella y decirle: “gracias, mamita”, ya sabes, por las miles de veces que me enfermé y estuvo ahí (aún hoy, cuando llego a vomitar, extraño su mano sosteniendo mi frente); o el sonido de sus pasos chancleando por la escalera mientras bajaba a hacerme el desayuno antes de que me fuera a la prepa (hábito que honro fomentándolo en mi familia, nadie se va sin desayunar).

Debo ser sincera, la relación con mi mamá no siempre fue maravillosa. Debo agradecer a una de las grandes cirugías a las que se sometió cuando yo tenía 13 años el haberme acercado a ella. A partir de aquel verano, me dí cuenta que de la “levedad del ser” era real.

Y también me pregunto en ocasiones: “¿las personas que aún tienen a sus mamás, sabrán la suerte que tienen?”. ¿Reconocerán la fortuna que es poder preguntarles desde las cosas más mínimas y fútiles hasta las más existenciales sobre esto de ser mamá?

Tanto si sí como si no, aprovecha hoy para decir gracias. Si es pertinente: lo siento. Y si es necesario, acude a terapia para tramitarlo. Es cierto que el tiempo cura muchas heridas y les da perspectiva, pero el vacío que dejan los padres y madres cuando se van… perdura.

Por lo pronto, gracias, papá, por estar por aquí todavía llenando esos rincones melancólicos con tanto amor.