martes, 11 de julio de 2017

Tus y mis primeros 13 años

Hoy celebras tus 13 años de vida y yo mis 13 como mamá.

Tu llegada, aún tan deseada, me encontró llena de baches emocionales, de heridas no reconocidas y mucho menos sanadas. Con decirte, que el primer taller que ofrecí al público fue uno dirigido a madres primerizas y que se llamó “¿Volveré a tener tiempo para mí?”

El embarazo y nacimiento de tu hermano, nos agarró aún sin equilibrio y papá y yo nos llenamos de trabajo para sacarlos adelante.

Cuando encontramos el ritmo y todo apuntaba hacia la monotonía… se vino el cambio de residencia.

Aprendimos a vivir sin estar rodeados de familia, a comunicarnos, a hacer nuevas dinámicas y hábitos… y cuando esto se estabilizaba…

Llegó la pequeña!
Que Vino a llenarnos de ternura y candor…

 A través de todos estos procesos, ha habido una constante, las ganas de ser mejor persona y mamá para cada uno de ustedes.

Pero tú, querida, has sabido vivir tu infancia sin adelantarte, hoy llegas a tu adolescencia sin conductas anticipadas ni búsquedas precoces.

Has sabido pedir lo que necesitas y mantenerte firme en lo que quieres, sin intercambiar tu esencia para agradar a otros, incluso a nosotros, tus padres.

Sin embargo, te llamaron “perfeccionista” y te agradó la etiqueta. Yo espero fervientemente, que no te cases con ella. Porque si bien los aciertos se disfrutan, alegran y nos indican ir en la ruta correcta, los errores son unos grandes maestros. Pretender ser inefable, sólo causa estrés y soberbia.

Sin los errores que cometí en tu crianza, no habría tenido el impulso para tratar de hacerlo mejor y no repetirlos con tus hermanos. Me diste la motivación para informarme, para sanar, para corregir y pedir perdón.

No tendría la empatía que ahora puedo tener con las mamás que han incurrido en lo mismo y decirles que todo se puede corregir. Que a pesar de esos traspiés en la crianza, ustedes, los hijos, saben perdonar y logran crecer para ir conformando su personalidad.Que en tanto las ganas de ser mejor sean auténticas y surjan del amor, todo se puede!

Tú eres la mejor muestra de ello.
Cuando te veo alcanzar tus metas por tus propios esfuerzos.
Cuando te veo encontrar soluciones para resolver diferencias entre tus primos y hermanos menores, que para nada se me hubieran ocurrido a mí y a ti te brotan con naturalidad.
Cuando te veo desarrollar tus propias estrategias a través del reconocimiento de tus dones.
Cuando veo que procuras resolver tus cosas y pedir ayuda cuando lo requieres…
Es cuando sé que estás bien.
Que eres grande y maravillosa a pesar de mis carencias.
Que si sigo creyendo en ti, tú tendrás la fuerza para ser cada vez más tú y esa es la única perfección que importa.

Gracias por estos 13 años, vamos por varias decenas más, ¿te parece?

Con Amor, mamá!

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