domingo, 2 de agosto de 2015

Lactancia Ininterrumpida - Tania y Samuel

Maternidad Sustentable participa en el festejo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna compartiendo historias de lactancia ininterrumpida (o como a veces se les llama “lactancias prolongadas” a los niños que siguen siendo amamantados más allá de un año).Esta vez con la historia de Tania:


Tania fue mamá a los 39 años, aunque el anhelo de embarazarse apareció años antes, así que intentó prepararse lo más que pudo cuando lo consiguió… sin embargo, como ella dice, el tema de la lactancia es algo que se da por sentado porque nadie habla de ella, ni se tiene todavía la cultura por parte del personal sanitario de enseñar a las mamás a amamantar antes de salir del hospital o acudir a un grupo de lactancia. Me consta que Tania ha tenido que luchar contra todos los opinólogos que tiene alrededor en cuanto a la crianza y forma de alimentar a su bebé. Su gran aliado ha sido su esposo, que la ha respaldado en todo lo que ella ha decidido en cuanto a su bebé.

Aquí sus palabras:

“Pues, bueno, en cuanto a mi experiencia te cuento,  desde siempre me imaginé que cuando tuviera un hijo lo amamantaría, pero nunca nadie me dijo - ni yo pregunté -  cómo es que se hace. ¡Y vaya que tiene sus complicaciones!  Yo me imaginé tomando en brazos  a mi bebé recién nacido, ponerlo en mi pecho y voilá, él alimentándose y todos felices y contentos..... 

Pero en realidad tardó un poco en ser así, los primeros días no sabía cómo acomodar al bebé ni cómo tomar el seno para un mejor agarre y succión de su boquita; no sabía que tardaba unos días es bajar la leche, así que mi bebé lloraba y me sentía mal por tener que darle biberón. A las mamás que les preguntaba me decían que “no todas las mujeres tienen suficiente leche, que no hay problema en dar fórmula que ya vienen muy completas, que así no se me caen los pechos”, etc., etc. 

Pero yo sufría al ver a mi bebé estreñido y tener que levantarse en la madrugada a preparar la mamila, cambiar la fórmula para que le cayera mejor. Hacer todo el show de hervir los biberones e incluso sacarme la leche para que aprovechara los nutrientes. Gracias a Dios que eso sólo duró tres semanas,  al cabo de las cuales empecé a tomarle la forma para acomodar al niño; ya me salía más leche  y sobre todo, me empecé a relajar. Así que a partir de ahí, lo he vivido espléndidamente.

Disfruto mucho darle el pecho, verle la carita mientas mama o tomar su mano ha sido una experiencia magnífica, aunque de repente me embargan las dudas: si realmente se llena o si lo nutre suficiente. Pero son cosas que como mamá primeriza voy descubriendo gracias a la ayuda de amigas como TÚ que has tenido a bien orientarme y recomendarme excelentes libros.

Sobre la agitación del amamantamiento pues si la he sentido, tal vez en tres ocasiones y ya últimamente por la noche, cuando le da por levantarse cada hora a comer y yo estoy muy cansada así que me molesto y quisiera no darle pecho, pero a la vez siento feo, nunca me he negado a darle, pero sí es una sensación extraña.


En cuanto a los comentarios negativos últimamente son muy comunes. Desde mis hermanos hasta los doctores, “que si ya está muy grande, que ya no le nutre, que me van a llegar los pechos hasta el suelo por seguirlo amamantando”… pero ahorita está en una época en que casi no come sólidos, sólo quiere su Chiche, así que por lo pronto no pienso dejar de dársela. 

Cabe mencionar que mi pareja me apoya al 100, él me dice que hasta donde yo quiera darle es mi decisión, que es mi cuerpo y si yo estoy a gusto dándole el pecho está bien. Y por último, desafortunadamente nunca me he sentido con la confianza y comodidad de dar el pecho en público. Siempre hay gente que te ve raro o con morbo, así que opto por ir a un baño o en los probadores de las tiendas".

Ojalá que cada vez más personas estemos de acuerdo en normalizar las lactancias, no sólo para no caer en destetes innecesarios, sino que las mamás podamos seguir laborando sin el estigma de que hacerlo es imposible... una sociedad sustentable, comienza por dar lo que por naturaleza corresponde a los hijos humanos, leche materna...


Ama... AMAmanta...

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