martes, 4 de agosto de 2015

"Una y ya..." la historia de un destete feliz...

Pamela es una profesional que trabaja en una empresa de nivel internacional. Sin embargo, no sacrificó la lactancia ni la crianza de su bebé por este motivo. Le pedí que me contara un poco de su proceso de una lactancia ininterrumpida hasta los 2 y 5 meses y, principalmente, cómo se sentía ella ahora que se había consumado el destete, esto fue lo que escribió:


 “No he compartido esta historia con nadie porque pocos entenderían mi alegría. Te cuento: desde hace como 2 meses yo estuve lista para dejar la lactancia. Pero quería que cerráramos el ciclo dignamente y sin dolor. Había intentado distraer al chiquito, siguiendo tu consejo de "no ofrecer, no negar"... Medio funcionó.

Hasta ahora que hemos estado de viaje en Chicago, un día él me dijo que: ya no era un bebé, que ya era niño grande. Le expliqué qué cosas hacen los niños grandes, entre ellas le dije que ya no tomaban leche de mamá. Me contestó: "uno y ya..."  Y así le hicimos. Desde ese día, justo a los 2 años 5 meses, dejó de pedir leche.
Lo amo, admiro y gozo...

Me detuve un rato a reconocer cómo me siento... Creo que la palabra es orgullosa; estoy orgullosa de todo el tiempo compartido. Me siento lista para cerrar el ciclo sin nada que lamentar. Sigo y seguiré vinculada a Alejandro de muchas otras formas. ¡Estoy feliz!
Creo que me cuesta trabajo resumir todo lo que hay alrededor del destete... Trataré de ser lo más honesta,   - aunque me dé penita un poco - y concisa.

1. Falta de apoyo familiar/social. Aunque yo siempre dije y me sostuve así por más de dos años, me fue difícil aislarme por completo de los comentarios en contra de la lactancia prolongada. Alejandro tiene “mamitis aguda”, y los comentarios respecto a eso no pudieron faltar.

2. Me gustaría embarazarme otra vez y no quisiera lactancia en tándem. Si mi deseo se logra, quisiera poderle dedicar ese momento al nuevo chiquito.  También pensé que no quería que Alejandro relacionara el destete con un hermanito. Quería que fueran procesos aparentemente independientes.

3. Yo me siento plena con el ciclo que viví con él. Siento que es nuestro momento para "independizarnos"... Es un poco, aprender a dejar ir... Y buscar que nuestros vínculos se fortalezcan y multipliquen...

Alejandro tiene 2 años 5 meses. Mi intento por esconderme de él para que se le olvidara o distraerlo no funcionó. Funcionó hablar de frente con él y explicarle. Cuando él lo entendió, se unió a la causa”.

http://www.unamaternidaddiferente.com/2011/07/lactancia-materna-no-interrumpida.html

Me parece que las palabras de Pamela son muy claras sobre su proceso. Se dieron tiempo ambos de llegar a este momento, a pesar de que muchas personas (familia, doctores, maestras, etc.) le hicieran comentarios sobre seguir lactando. Me resulta muy respetable que ella quisiera vivir el proceso de “separación” en pos de prepararse para otro embarazo. No todas lo tienen muy claro. 

Me emocionó mucho cuando refiere que su niño le dijo: “una y ya…”


Puedo imaginarme lo significativo que fue ese último amamantamiento… ojalá todas supiéramos cuándo será el último para guardar todas las sensaciones y emociones del momento como lo han hecho Pamela y Ale.

Ama… AMAmanta…


¡Trabajar y amamantar es posible!



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